“Era un viejo que pescaba solo en un bote en
el Gulf Stream y hacía ochenta y cuatro días que no cogía un pez.”
El viejo y el mar. RBA. |
Título: El viejo y el mar/Las nieves del Kilimanjaro
(The old man and the sea/The snows of Kilimanjaro)
Autor: Ernest
Hemingway
Fecha de publicación: 1952 / 1955 (original en inglés)
Traducción: Lino Novás Calvo
ISBN: 84-473-0620-8
Págs.: 154
Editorial: RBA (Planeta)
Sinopsis:
En este
vibrante relato, magistral ejemplo de la fuerza narrativa del premio Nobel
norteamericano, se sintetizan los grandes símbolos que dieron vigor a su obra:
el hombre y la naturaleza, la lucha y el heroísmo, la fuerza moral y la
soledad, el desposeimiento y la grandeza del fracaso.
Opinión:
¡Buenaaaas!
Enero
fue un mes muy fructífero en cuanto a lecturas, entre las que tengo que
destacar este clásico escrito por Hemingway, El viejo y el mar, ganadora del Pulizter, en 1953.
El
viejo y el mar, publicado en 1952, nos
narra la historia de Santiago, un viejo pescador que lleva una mala racha. Pero, como se suele decir, quien pierde en el juego gana
en el amor, y El viejo, que así nos lo presenta Hemingway, tiene una grandísima
amistad con Manuel, un chaval leal, cariñoso y dispuesto a ayudarlo en lo que
necesite. Además de esta relación mentor-discípulo en el arte de la pesca, esta
novela nos evoca otros temas muy
interesantes como la capacidad de no rendirse ante la adversidad, sea la que
sea, y la introspección.
Con un estilo muy directo y en tercera persona,
Hemingway nos lleva de la mano del viejo hasta su barca en medio del mar, donde
dará rienda suelta a su lucha por hacerse con el gran pez.
Es una
historia que he llegado a apreciar mucho más con el paso del tiempo, pues al
principio, cuando la terminé, no me supuso ningún cambio de perspectiva, pero
ahora, desde la lejanía e investigando sobre Hemingway, puedo entender mejor la
incansable pugna contra el estoico pez. Ernest
vivió intensamente luchando por sus ideales y contra su propia naturaleza
depresiva, y eso es lo que veo en esta obra. No estamos tan solo ante un
pescador que quiere hacerse con un gran botín para demostrar a los jóvenes que
todavía está en el juego, sino que nos encontramos con nuestra propia lucha en
este mundo: nuestros miedos, nuestras ambiciones, nuestra fuerza y nuestra capacidad para asumir tanto la
grandeza como el fracaso. Es un carrusel de emociones al igual que la vida.
En
cuanto a Las nieves del Kilimanjaro, es un relato de cuarenta páginas añadido
en esta edición de RBA. Publicado en 1955, tres años después de El viejo y el mar, Hemingway nos lleva
ahora a África, concretamente a Tanzania. La
narración comienza con un matrimonio en apuros, pues, en pleno safari, el
hombre se destroza la pierna y no puede moverse. Por lo visto, llevan días
así, y las hienas pululan esperando su muerte. Esta situación no hará más que
empeorar la relación matrimonial, ya que será
una discusión continua mezclada con toques románticos y desvaríos del propio protagonista
herido. Al igual que en la anterior obra, se puede observar sin problemas
que el autor bebe de sus experiencias para recrear la escena: viajó a África,
tuvo varias relaciones tormentosas, era un bebedor empedernido..., y, por si
fuera poco, Harry, el protagonista, también es escritor.
La
verdad es que al terminar de leer este libro, el relato me gustó más que la
novela por la pasión de la conversación entre el matrimonio: es muy intenso y se
lee de una sentada. Además del final, tan tajante y directo que me quedé con
cara de tonta. Aun así, los gustos cambian y en este momento no sabría
decidirme por uno de los dos.
En conclusión, os recomiendo ambos. Hemingway
tiene un estilo directo, gráfico y para nada denso. Es de esos clásicos aptos para lectores que no tengan un gran
bagaje cultural, tan necesario para escritores como James Joyce y su Ulises. Eso sí, me refiero a estos dos,
que no sé qué más tiene por ahí y cuál es su dificultad.
Por cierto, como dato tonto y anecdótico, ¿sabéis qué imagen me ha venido a la cabeza mientras escribía esta reseña? La escena de Scream en la que hacia el final de la peli le preguntan a Matthew Lillard por qué lo ha hecho y éste responde "Afán de superación", es tal cual la idea de El viejo y el mar.
Por cierto, como dato tonto y anecdótico, ¿sabéis qué imagen me ha venido a la cabeza mientras escribía esta reseña? La escena de Scream en la que hacia el final de la peli le preguntan a Matthew Lillard por qué lo ha hecho y éste responde "Afán de superación", es tal cual la idea de El viejo y el mar.
Vale, ya me voy... |
Sobre el autor:
Ernest
Miller Hemingway nació el 21 de julio de 1899, en Oak Park, Illinois, un
suburbio de Chicago. Su padre, Clarence Edmonds Hemingway, era médico y su madre,
Grace Hall Hemingway, música. Ambos eran muy respetados en la comunidad conservadora
de Oak Park. La familia tenía una casa de verano llamada Windemere en Walloon
Lake, Míchigan, donde su padre le enseñó, siendo un niño de cuatro años, a
cazar, pescar y acampar en los bosques y los lagos del norte de Míchigan. Sus
primeras experiencias en la naturaleza le inculcaron la pasión por la aventura
al aire libre y la vida en zonas remotas o aisladas. Desde 1913 hasta 1917,
Hemingway asistió a la escuela secundaria, Oak Park and River Forest High
School, donde practicó diversos deportes, como boxeo, atletismo, waterpolo y
fútbol americano; además destacó en inglés. Fue periodista antes de convertirse
en novelista, ya que tras salir de la escuela se fue a trabajar como reportero
novato para el periódico Kansas City Star.
A
principios de 1918, Hemingway respondió a una campaña de reclutamiento de la
Cruz Roja en Kansas City y firmó un contrato para convertirse en un conductor
de ambulancias en Italia. Salió de Nueva York y llegó a París mientras la
ciudad estaba bajo el bombardeo de la artillería alemana. Al mes ya estaba en
el frente italiano. El 8 de julio fue gravemente herido, cuando acababa de
regresar de la cantina para traer chocolate y cigarrillos para los hombres en
el frente. A pesar de sus heridas, logró rescatar a un soldado italiano, lo que
le valió la Medalla de Plata al Valor Militar del gobierno italiano. Mientras
se recuperaba, se enamoró de Agnes von Kurowsky, una enfermera de la Cruz Roja,
siete años mayor que él. Para cuando fue dado de alta del hospital y regresó a
los EEUU (1919), Agnes y Hemingway ya habían decidido casarse. Sin embargo, a
los dos meses Agnes le escribió que se había comprometido con un oficial
italiano.
Un
amigo de la familia le ofreció un puesto en Toronto y, sin nada más que hacer,
aceptó. A finales de ese año comenzó a trabajar como escritor profesional
independiente y corresponsal extranjero del Toronto
Star Weekly donde trabó amistad con su colega periodista y novelista Morley
Callaghan, quien más tarde le presentó a F. Scott Fitzgerald en París. Regresó
a Míchigan el mes siguiente y luego se trasladó a Chicago en septiembre de
1920, sin dejar de presentar sus artículos al Toronto Star. Cuando Hadley Richardson llegó a Chicago para visitar
a la hermana del compañero de habitación de Hemingway, éste se enamoró de ella.
Se casaron el 3 de septiembre de 1921; dos meses después, Hemingway fue
contratado como corresponsal en el extranjero del Toronto Star y la pareja se marchó a París. Allí conoció a
escritores como Gertrude Stein, James Joyce y Ezra Pound. Stein se convirtió en
su mentora, y lo presentó a los artistas y escritores expatriados del barrio
Montparnasse, a quienes se refirió como la «Generación Perdida». Como un habitual
del salón de Stein, conoció a pintores influyentes como Picasso, Miró y Juan
Gris. Pero con el tiempo se retiró de la influencia de Stein y su relación se
deterioró en una disputa literaria que se extendió durante décadas.
En
1923, junto con su esposa Hadley, Hemingway visitó por primera vez las fiestas
de San Fermín en Pamplona, España, donde quedó fascinado por la corrida de
toros. Años después, su matrimonio se deterioró mientras trabajaba en Fiesta. En la primavera de 1926, Hadley
se dio cuenta de su relación con Pauline Pfeiffer. A su regreso a París, Hadley
pidió la separación, y en noviembre solicitó formalmente el divorcio.
Dividieron sus posesiones, y Hadley aceptó la oferta de quedarse con las
ganancias de Fiesta. La pareja se
divorció en 1927, y Hemingway se casó con Pauline Pfeiffer en mayo de ese mismo
año. Pauline era de una rica familia católica de Arkansas, se trasladó a París
para trabajar en la revista Vogue y Hemingway
se convirtió al catolicismo antes de su matrimonio. A finales de año, Pauline,
que estaba embarazada, quería regresar a EEUU, y John Dos Passos les recomendó
Cayo Hueso en Florida, así que salieron de París en 1928.
En 1937,
acordó trabajar como corresponsal de la Guerra Civil Española para la North American Newspaper Alliance. Llegó
a España en marzo, junto con el cineasta holandés Joris Ivens. La periodista y
escritora Martha Gellhorn, a quien Hemingway conoció en Cayo Hueso la Navidad
anterior (1936), se unió a él en España. En la primavera de 1939, Hemingway
navegó a Cuba en su barco, para vivir en el Hotel Ambos Mundos en La Habana.
Fue la primera fase de una separación lenta y dolorosa de Pauline, que había
comenzado cuando conoció a Martha, quien se unió a él en Cuba, donde alquilaron
Finca Vigía. Después de finalizar el divorcio, se casó con Martha el 20 de
noviembre de 1940 en Cheyenne, Wyoming. De mayo de 1944 a marzo de 1945, Hemingway se encontraba en Londres,
donde conoció a la corresponsal de la revista Time, Mary Welsh, de quien se enamoró. Se casó con ella en 1946. En
1947, fue galardonado con una Estrella de Bronce por su valentía durante la
Segunda Guerra Mundial. En 1954, recibió el Premio Nobel de Literatura.
El 2 de
julio de 1961, Hemingway se suicidó con una escopeta.
Bibliografía seleccionada:
-Aguas primaverales (1926)
-Fiesta (1926)
-Adiós a las armas (1929)
-Muerte en la tarde (1932)
-Verdes colinas de África (1935)
-Tener y no tener (1937)
-Por quién doblan las campanas (1940)
-Al otro lado del río y entre los árboles (1950)
-El viejo y el mar (1952)
-Las nieves del Kilimanjaro (1955) Relato
-París era una fiesta (1964)
-Islas a la deriva (1970)
-El jardín del Edén (1986)
-Al romper el alba (1999)
De libro a película:
Adaptaciones de El viejo y el mar:
En
1958, John Sturges dirige El viejo y el mar con Spencer Tracy en el papel de
Santiago.
En
1990, Jud Taylor dirige el telefilm El viejo y el mar con Anthony Quinn de
Santiago.
En 1999,
Aleksandr Petrov dirige el corto de animación El viejo y el mar.
Adaptaciones de Las nieves del Kilimanjaro:
En
1952, Henry King dirige Las nieves del Kilimanjaro con Gregory Peck como
Harry y Ava Gardner como Helen.
¿Los habéis leído? ¿Y las pelis?
Puntuación 4/5
Aun no he leído este clásico, pero sé que tengo que hacerlo algún día :)
ResponderEliminarMe alegro que lo hayas disfrutado tanto. Yo la verdad que es de esos libros que me imponen un poco, no sé si llegaría a disfrutarlo igual. ¿Llegaste a ver el corto animado? Te lo dejo por aquí porque es toda una joyita:
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=oN23q5rbW4Y
Un beso ;)
Lleva en mi habitación unos cuantos años, así que imagínate lo que me ha costado ponerme con él... por suerte, ha valido la pena. Espero que si al final lo lees lo disfrutes mucho!!
Eliminar¡Muchas gracias por el enlace!, no he visto el corto, a ver qué tal =)
¡Hola!
ResponderEliminarEl de El viejo y el mar lo tenía pendiente desde siempre, el que no me sonaba era el otro relato pero viendo que es tan intenso, me lo apunto :)
¡besos!
Pues no me he estrenado con este autor. Voy a tener que ponerle remedio, que me dejas con ganas.
ResponderEliminarBesotes!!
¡Hola, guapa!
ResponderEliminarLlevo tiempo pensando en animarme a leer algo de este autor porque todo el mundo habla maravillas sobre él y tu entrada no ha hecho otra cosa que animarme a hacerlo de una vez por todas :) A ver si me puedo hacer pronto con alguna de sus historias y convertirme en una nueva fan :)
Un besazo, corazón.
No es un estilo que me apetezca ahora mismo leer. De todas formas me alegro que lo hayas disfrutado pero realmente no creo que sea un libro para mí. Un beso
ResponderEliminarPues con "Las nieves del Kilimanjaro" sí que me voy a animar. Eso de que sea cortito es un punto :-) Así me estreno con el autor :-)
ResponderEliminarBesos.