“-¿Y ahora qué pasa, eh? Estábamos yo, Alex,
y mis tres drugos, Pete, Georgie y el Lerdo, que realmente era lerdo, sentados
en el bar lácteo Korova, exprimiéndonos los rasudoques y decidiendo qué
podríamos hacer esa noche, en un invierno oscuro, helado y bastardo aunque seco.”
La naranja mecánica. Minotauro-Edhasa |
Título: La naranja mecánica (A Clockwork Orange)
Autor: Anthony
Burgess
Fecha de publicación: 1962 (original en inglés)
Traducción: Aníbal Leal
ISBN: 84-350-0127-X
Págs.: 166
Editorial: Minotauro-Edhasa
Sinopsis:
La naranja mecánica cuenta la historia del nasdat-adolescente Alex y sus tres
drugos-amigos en un mundo próximo de crueldad y destrucción. Alex tiene, ha
escrito Anthony Burgess, “los principales
atributos humanos: amor a la agresión, amor al lenguaje, amor a la belleza.
Pero es joven y no ha entendido aun la verdadera importancia de la libertad, la
que disfruta de un modo tan violento. En cierto sentido vive en el Edén, y solo
cuando cae parece capaz de llegar a transformarse en un verdadero ser humano”.
Opinión:
¡Bueeeenas!
Hace
muchos años, creo que con quince o así, vi la película de Kubrick: La naranja
mecánica, y, como es lógico, me impactó más de lo que me esperaba, además de
dejarme muy mal sabor de boca, lo que no quita que me gustara, claro. Total,
que cuando me enteré de que había una novela detrás tuve que hacerme con ella,
pero, ya sabéis, una que se compra el libro, que acaba olvidado en un
rinconcito de la estantería…, pobrecito mío; hasta ahora que al fin me decidí a
leerlo, y, queridos, si sentís cierta y extraña atracción hacia esta historia,
dejaos llevar, hacedme caso.
¡Aviso de Spoilers!: he añadido información relacionada con
el problema del capítulo final no incluido en la adaptación de Kubrick; así
que, si no queréis saber si Alex cambia para bien o sigue en sus trece, debo recomendaros que no leáis esta reseña.
La
naranja mecánica nos cuenta cómo Alex, un
chaval de quince años, acaba en la cárcel acusado de la muerte de una anciana, a la que había golpeado con saña para robarle y/o darle un
susto, vamos, en el fondo: “divertirse”. Allí, en prisión, será el primer voluntario en probar un método muy novedoso con el
que se espera que se pueda reducir considerablemente el nivel de delincuentes
en las cárceles del Estado. El
experimento durará solo dos semanas y el maleante, en nuestro caso Alex, saldrá
totalmente libre de cargos y podrá continuar con su vida; eso sí, se supone
que como un buen ciudadano que siempre
elegirá la opción “correcta”, es
decir, nada de violencia.
Lo
normal sería que continuara con mi opinión pero, buscando en Internet, he leído
cosas muy curiosas acerca de la novela y de su adaptación; así que, básicamente,
lo he resumido para todos los que estéis muy interesados en La naranja mecánica: el origen del nadsat,
el famoso capítulo final eliminado y el problema entre Burgess y Kubrick
(os aviso de que solo son pinceladas muy generales):
Burgess,
influenciado por el estilo y los juegos sintácticos de Joyce (el autor del
famoso Ulises), quería escribir una
novela con un lenguaje atemporal,
que pudiera pervivir con el trascurso de los años, y, para ello, se decidió por
un vocabulario para nada convencional, una
mezcla de palabras inventadas, derivaciones del ruso y de la jerga cockney, ésta
última hablada por las clases populares de Londres. Así fue como nació el nadsat, este habla adolescente tan peculiar
que le daría el puesto tan deseado de clásico contemporáneo. Sí, lo había
conseguido, tenía la clave del éxito gracias a su original estilo y a su atractiva
historia de violencia, la cual, además, pasaría
a formar parte del podio de grandes distopías, a saber: Fahrenheit 451, 1984 y Un mundo feliz.
Stanley Kubrick |
Había
sido escrita La naranja mecánica, que
vería la luz en 1962 y que, como obra llamativa que es, tendría la oportunidad de adaptarse al cine bajo la dirección de Stanley
Kubrick (La chaqueta metálica, El resplandor). El problema surgió cuando
el cineasta prescindió del último
capítulo de la novela (el séptimo de la tercera parte del libro). Por lo
visto, no sé por qué razón, en EEUU se había publicado la obra sin este último
episodio, y Kubrick, quien no lo sabía o no lo quería saber, siguió la estela
americana para crear su película. De manera que la relación entre Kubrick y
Burgess se enfrió hasta el punto de que nuestro escritor renegara del film. Lo gracioso
es que Burgess firmó a sabiendas de que habían publicado su novela sin ese último
capítulo tan esencial para él y, claro, cuando quiso recular ya era tarde.
También es verdad que, antes de acabar la peli, le recomendó a Kubrick que
leyera la edición inglesa, cosa que, obviamente, no hizo; puede que un final
tan desesperanzador y pesimista fuera más vistoso para el cine (¿quién sabe?).
El caso es que si Kubrick hubiera añadido este último capítulo sería una
adaptación casi idéntica a la original. Ahora sois vosotros los que tenéis que valorar que final os parece más digno, ¿el
último de Burgess o el penúltimo (y final) de Kubrick?
Por
cierto, como curiosidad, Anthony Burgess vivió durante muchos años en Malasia, lo que le ayudó a hablar bastante bien esa lengua. La conocía lo suficiente
como para permitirse un pequeño juego de
palabras en el título A Clockwork Orange
(La naranja mecánica). Por lo
visto, en Malasia el sonido de la palabra inglesa “Orange” se asemeja muchísimo
a la palabra malaya “Persona”. Tiene más sentido “La Persona mecánica”, ¿no creéis?
Y ahora, sí que sí, vuelvo a centrarme en mi opinión:
Lo
primero que debéis saber es que ésta no es una novela fácil, ya que Alex, Nuestro Humilde Narrador, nos relata sus
vivencias (en primera persona) a través de una jerga adolescente derivada del
ruso, el nadsat, por lo que necesitaremos de nuestra astucia (el contexto
ayuda) o de unas cuantas visitas al mini-diccionario nadsat-castellano que se
incluye al final del libro para seguir la lectura sin mayor dificultad. Pero,
tranquis, la mayoría de palabras las repetirá hasta la saciedad, así que lo
más seguro es que os acabéis acostumbrando rápidamente a su manera de hablar.
Todavía me acuerdo de algunas como crobo (sangre), joroschó (bueno), málchicos
(chavales), cancrillo (cigarrillo)…, es decir, que, aunque parezca cansado, no es
como leer en otro idioma con el diccionario al lado, si fuera así ya lo habría
dejado XD
"Estaba sucio y desarreglado, como un veco que anduvo peleando, precisamente lo que había hecho, pero uno nunca ha de parecer lo que hace." |
Otro “pero” podría ser la violencia tan gratuita de los drugos (amigos) y sus líderes, y sí, lo digo en plural porque parece ser que en este mundo distópico lo más normal es que los críos de quince y dieciséis años se dediquen a fechorías tales como robar, matar o violar, vamos, lo típico entre adolescentes. La verdad es que para mí esto no sería ningún “pero”, pero mejor avisar porque sé que no todos disfrutamos igual con este tipo de situaciones.
Respecto al argumento, me parece muy original e interesante. Una exposición pesimista de la disposición
de las personas que nos enfrenta a un debate moral complicado, y en el que
nos introduce muy bien el cura de la cárcel en la que se encuentra Alex:
“¿Qué quiere Dios? ¿El bien o que uno elija
el camino del bien? Quizá el hombre que elija el mal es en cierto modo mejor que
aquel a quien se le impone el bien.”
Y en el
que el mensaje final que Burgess
pretende transmitirnos cambia radicalmente según la edición de la novela,
ya que, como os he mencionado antes, el
capítulo 21 desaparecido refleja cómo una persona puede cambiar, por los motivos que sean, y
evolucionar hacia alguien más cívico y con una moral no tan cuestionable como
la de estos pequeños cabroncetes, que son los drugos. Nada que ver con la
película de Kubrick, en la que el pequeño Alex nunca llega a rozar esa voluntaria
y pacífica madurez.
Para
mí, éste es el punto fuerte de la
novela, su trasfondo ético representado por personajes de todos los niveles.
O lo que es lo mismo, secundarios que defienden su postura como la buena o más
pragmática, excepto Alex, a quien no incluiría en ninguno de estos grupos pues
él no se pregunta qué debería hacer atendiendo a una moral (ya sea “buena” o “mala”), sino que simplemente hace lo que le gusta porque puede y quiere, sin más.
Entonces, ¿por qué no añadir a sus drugos, Georgie, Pete y Lerdo, en esta
excepción? Veréis, a medida que iba avanzado la lectura me daba la sensación,
cada vez más, de que estos tres drugos sí que tienen una especie de normas
morales para/con los suyos, unas leyes no escritas que Alex prefiere obviar,
puede que también por el hecho de que se considera su líder y, por tanto, por
encima de ellos en todos los sentidos.
En fin,
me estoy dando cuenta de que me he pasado con la extensión de la reseña, así
que iré al grano. La naranja mecánica es una novela muy buena, original, compleja y repleta
de temas interesantes que os harán reflexionar sobre cuestiones tan básicas
que, a veces, pasan desapercibidas, y
con un protagonista que, a pesar de su crueldad e incipiente pedantería,
resulta muy carismático y divertido,
si hasta puede que lleguéis a empatizar con él (más de una vez).
¡Ah!
Sí, solo me queda responder a la cuestión que os planteaba más arriba, esa en
la que os preguntaba qué final preferiríais. Pues bien, después de leer este
último capítulo 21 (en Internet), prefiero mi edición tal como está, porque, a riesgo de que
suene muy mal, me parece demasiado brusco el cambio de actitud de Alex en tan
solo un episodio. Pero, bueno, eso ya cada uno. Espero con ganas vuestros
comentarios^^
¿Lo habéis leído? ¿Y la película? ¿Creéis que está sobrevalorada? Y, por cierto, ¿qué pensáis sobre este método Ludovico al que se
somete voluntariamente Alex?
Sobre el autor:
(Manchester,
1917 - Londres, 1993) Novelista, ensayista y periodista irlandés. Cursa
estudios en la universidad de su ciudad natal. Se dedica a la enseñanza hasta 1954
y a partir de esa fecha es oficial instructor en Malasia y Borneo hasta 1959,
año en que regresa a Gran Bretaña. Fue entonces cuando inicia su carrera
literaria.
Su
primera novela es A vision of Battlements, escrita en 1949, aunque no publicada
hasta 1965, en la que evoca recuerdos de su servicio militar en Gibraltar
durante la Segunda Guerra Mundial. Presenta aspectos picarescos y cómicos al
modo de E. Waugh, así como refleja influencias argumentales y estilísticas de
James Joyce.
Entre
los años 1956-59, publica su Malayan Trilogy, que recoge
experiencias de sus años en Malasia como funcionario colonial y conforman un
fresco narrativo ingenioso, inventivo y melancólico sobre la liquidación del
Imperio. Le siguen The Right to an Answer (1960), una de sus obras más divertidas,
en donde se hace una profunda crítica a la pérdida de los valores tradicionales
en el marco de una sociedad de consumo; y Devil of a State (1961).
En 1962
publica su famosa novela, La naranja mecánica, llevada al cine
por Kubrick en 1971. En esta obra se orienta hacia una utopía negativa,
poniendo en escena un mundo dominado por la violencia individual y colectiva.
En el mismo año sale a la luz The Wanting Seed, en la que presenta
otra visión pesimista del futuro: el problema del crecimiento demográfico. En
estas dos últimas novelas abunda en problemas de índole metafísica, ética e
ideológica.
Enderby
por dentro (1963) y Enderby por fuera (1968), donde retorna
a los ambientes característicos del mundo novelesco de Joyce; MF (1971),
obra que deriva de los estudios antropológicos de Levi-Strauss y que está
escrita con juegos de palabras, acertijos y en varias lenguas; Sinfonía
napoleónica (1974), novela sobre la figura de Napoleón; Poderes
terrenales (1980), novela de acusación y advertencia, y Los
pianistas (1986).
Al año
siguiente aparece un primer volumen de su autobiografía: El pequeño Wilson y el gran Dios. Es autor asimismo de
personales estudios biográficos sobre arquetipos y modelos culturales, tales
como Shakespeare
(1970), Here Comes Everybody (1965) y Joyceprick (1972), ambos
sobre Joyce, y Hemingway and His World (1978). Entre sus últimas obras también
es preciso recordar El reino de los réprobos (1986) y el segundo volumen de su
autobiografía: You've had your time (1990).
De libro a película:
En 1971, Stanley Kubrick dirige La naranja mecánica basada en la
novela homónima. Reparto: Malcolm McDowell (Alex/prota), Michael Tarn
(Pete/drugo), James Marcus (Georgie/drugo), Warren Clarke (Lerdo/drugo),
Patrick Magee (Alexander/escritor), Godfrey Quigley (capellán de la prisión),
Anthony Sharp (Ministro del Interior)…
Además, podemos encontrar guiños de la adaptación en miles de series como,
por ejemplo, en Los Simpsons, en uno de sus famosos capítulos de Halloween.
Puntuación 4,5/5
No he leído el libro, pero la película me fascina ^^
ResponderEliminarEntonces seguro que te gusta el libro, eso sí, si lees la nueva edición de Minotauro que incluye el último capítulo te cambiará completamente la concepción de la historia.
EliminarHola, a mí me hicieron ver la película en clase, cuando era adolescente, y sólo recuerdo que me impactó en algunas escenas, pero no me gustó demasiado. Después, en una clase de psicología analizamos el método que utilizan y el profesor nos hizo debatir sobre si era un método eficaz y por qué. La verdad es que no recuerdo mucho más de esta película. Hace unos años tuve el libro en la mano, pero no me convencía la edición y, además, como guardaba tan mal recuerdo de la historia, no me animé con su lectura. Quizá en otro momento. Saludo :)
ResponderEliminarQué suerte poder debatir en clase sobre el método Ludovico, hubiera estado genial asistir^^
EliminarSi algún día te da por comprarlo, fíjateen que sea una edición modernilla porque la que tengo yo, al ser de los años 70, no incluye el capítulo final y me tocó buscarlo por Internet.
Hola!!! el libro lo tengo pendiente de leer, a ver si me animo ya con el
ResponderEliminarUn abrazo
Pues si te animas, estaré encantada de leer tu reseña^^
EliminarVaya, no había leído reseñas de este libro, pero suena muy genial.
ResponderEliminarSaludos. xD
Pues ya verás cuando lo leas ;-)
EliminarEl libro no lo he leído pero la película me encantó en todos los sentidos. Un beso! :)
ResponderEliminarEs un señor peliculón =)
EliminarPersonalmente me encanta la película, es una de mis favoritas, aunque aún no he leído el libro. Tengo una amiga que también me lo ha recomendado y opina como tu, para ella el capítulo final sobra, no le resulta creíble ni lógico con el desarrollo de la historia hasta ese momento. Por ello, cada vez que se relee el libro, se lo salta.
ResponderEliminarSi te gustó la peli seguro que el libro no se queda atrás^^
EliminarSi vuelvo a leerlo haré como tu amiga, además, como mi edición es del año la pera no incluye este capítulo final, si lo tuve que buscar por Internet y todo.
Hola, tengo muchas ganas de ver la pelicula y esque tipo de historias me gustan mas en la pantalla, besos.
ResponderEliminarLa peli es mucho más explícita, eso seguro. La verdad es que es más cómodo leer las escenas violentas que verlas porque pfff lo sufrí bastante con las violaciones varias...
EliminarÚltimamente he visto este libro en algunos blogs y aunque tiene buena pinta, no sé, a mí no me termina de convencer. Veré el tráiler que dejas ahora mismo pero no creo que mi opinión cambie. Un besito.
ResponderEliminarNo es un libro para todos los públicos pero si lo lees seguro que no te deja indiferente ;-)
EliminarNo me gusta ni la pelicula ni el libro. Demasiada violencia.
ResponderEliminarEs necesaria para lo que quiere demostrar Burgess, pero entiendo que prefieras pasar, no es algo agradable de ver, normalmente.
EliminarLa verdad que tanto el libro como la película me tiran para atrás a la hora de verla como leerla, más que nada por la carga de violencia que lleva en ella, aún así no la descarto si algún día me veo con ganas.
ResponderEliminarUn besiño
Ya, es lo que más echa para atrás de la historia. Pero si algún día te da por probar te aconsejo el libro en vez de la peli, ya que la violencia es más dura y explícita en ésta última. Además, la jerga nasdat rebaja un poquito esas escenas.
EliminarBuuuaaaa tengo unas ganas de leer este libro. La película me encanta, y son de esos libros que no sabes que existen hasta que indagas un poco más en información sobre la película. Y la película la vi en mi adolescencia. Ahora más mayor me queda el largo trabajo de leer todas las películas que he visto jejejeje
ResponderEliminarMil besos^^
Me pasó igual, cuando la vi tampoco sabía que había peli detrás, pero, vamos, como nos propongamos leer todas las novelas con adaptaciones vistas no terminamos en la vida jejej
EliminarNo creo que lo lea. Sabiendo de qué va y habiendo visto la peli, no me llama nada.
ResponderEliminarUn beso ;)
Si ya has visto la peli tampoco te pierdes mucho, es bastante fiel si exceptuamos ese capítulo final del que pasó Kubrick.
EliminarHe escuchado hablar mucho de esta historia pero nunca he llegado a darle una oportunidad, a ver si lo hago pronto.
ResponderEliminarNos leemos, besos :)
Espero que te guste mucho =)
EliminarEstimada amiga: Me llamo José y vivo en Marbella. Primero voy a felicitarte por tu blog, pues parece que vas en la senda correcta en lo que respecta a leer buenos libros. Además, es un blog muy bonito. Acerca de La Naranja Mecánica, diré que tenía una mala opinión de la película pero cuando la vi me gustó. Y cuando la vi en v.o.s. aluciné con el inglés que se habla ahí. Por otro lado, no entiendo el empecinamiento de ciertos profesores en ponerles esa peli a sus alumnos. En mi opinión, solo van a conseguir que pasen un mal rato, que no aprendan nada (bueno)y que le cojan tirria a Kubrick. Podrían recomendar otras películas: Vértigo, ¡Qué verde era mi valle!, Juan Nadie, Un gangster para un milagro...Hay muchas películas buenas de las que se puede aprender y no necesariamente esa, llena de palizas y mala leche. Ya que dan clase sobre la libertad, el profesor que programa "La Naranja Mecánica" en el aula está coartando la de los alumnos al obligarles a verla. Y volviendo al tema: no he leído el libro, pero lo tengo y lo poco que he ojeado está realmente bien. Te recomendaría que leyeras también cosas de Henry James (Retrato de una dama), Herman Hesse (Bajo las ruedas, Demian, Peter Camenzind), y Thomas Hardy (Tess de los D´uberville, Lejos del mundanal ruido, Jude el oscuro). Bueno, hay muchos autores y no te los voy a recomendar todos. Lo dicho, espero que tu blog tenga mucho éxito. Saludos desde Marbella.
ResponderEliminar¡Hola!
EliminarMe alegra que te guste el blog, y que tengas el libro en casa, porque es una lectura que no se olvida (como la peli).
Tendré en cuenta tus recomendaciones, pues ya leí Demian y uno de Henry James, y ambos me gustaron. Muchas gracias por pasarte y por molestarte en darme buenos títulos para apuntar =)