El lunes pasado no hubo entrada
debido al puente y a mi cumple, vamos que básicamente no he pisado la
blogosfera en toda la semana, pero hoy
volvemos a la normalidad con el tercero de Harry Potter y el cáliz de fuego.
Después del capítulo resumen
tradicional, nos adentramos en el final del verano con un Harry sorprendentemente
contento para compartir casa con los Dursley, quienes, para más inri, están a dieta. Resulta que Dudley tiene sobrepeso y se comporta fatal en el colegio,
sus padres no paran de recibir notificaciones de los profesores y de la
enfermera. La verdad es que sería un caso ideal para Hermano mayor. Por suerte,
Harry está a otro nivel y pasa
olímpicamente de actuar como en los primeros libros, es decir, ¿dieta él? Ja.
El señor tiene un escondite maravilloso lleno de dulces gracias a los envíos de
sus amigos. Además, le planta cara a su
tío Vernon cuando éste recibe una misiva de la familia Weasley pidiéndole
permiso para que vaya a los Mundiales de quidditch, pues aprovecha la carta
de su padrino brujo asesino y, claro, decidme vosotros qué va a hacer Vernon…
En definitiva, es un capítulo para que veamos lo malos, grotescos y
estúpidos que son los Dursley, al mismo tiempo que observamos el desarrollo de
Potter desde el primer libro hasta este, menos miedo y más pasotismo, pero
cómo no iba a ser así después de enfrentarse a tantos obstáculos durante la
saga, ¿no?
Ay, menos mal que le quedan dos
semanas de vacaciones por delante y las va a vivir bien a gustito con los
Weasley.
Espero que os haya gustado =)
¡Leed mucho!^^
Así que de cumple... Felicidades :-* :-)
ResponderEliminar¡Gracias! =)
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