¡Buenaaaas!
Volvemos un lunes más con otro
capítulo comentado sobre Harry Potter y
el prisionero de Azkaban: capítulo
XIX El vasallo de lord Voldemort.
El rencor de Snape
En el capítulo anterior nos
quedamos con el culo torcido por la aparición de Snape, ese profesor tan amable
que resultó ser el marginado de clase en la época de Lupin, Sirius y James, el
padre de Harry. Total, que el rencor le
puede sobremanera y no quiere escuchar ningún tipo de explicación. Nada más
llegar a la Casa de los Gritos, ata a Lupin y apunta a Black con su varita,
deseando que éste dé un paso en falso para matarlo. Queridos, aquí se ve
por qué Severus Snape no podría ser profesor de Defensa Contra las Artes
Oscuras, pues a pesar de su edad y del tiempo que ha pasado desde que era el
niño al que le hacían perrerías, sigue viviendo en esa época. ¿Os imagináis lo
que podría abusar en una asignatura como esa, si ya hace lo propio en Pociones?
Este señor me cae muy mal, de verdad. Me recuerda a los típicos chicos de las
novelas románticas que pueden permitirse ser unos capullos porque han tenido un
pasado traumático, en fin…
Por suerte, Harry no se queda
quieto cuando este señor comenta que pretende llamar a los dementores para que
les den un besito a Sirius y a Lupin:
“-¡Da usted pena! –gritó Harry-. ¡Se niega a escuchar sólo porque se
burlaron de usted en el colegio!”
Menos mal que Black aprovecha la
distracción de Harry para lanzar a Snape contra la pared, dejándolo
inconsciente. Esperemos que el tiempo suficiente para que resuelvan el percal.
La verdad sobre Scabbers
¿Cómo descubrió Sirius que
Scabbers era Peter, su antiguo colega de Hogwarts? Solo necesitó un periódico,
uno en el que saliera Ron con su familia en portada. Sí, la rata estaba en su
hombro, y sí, le faltaba un dedito, el
mismo que se cortó Pettigrew hace doce años, cuando traicionó a los padres
de Harry. Resulta que el auténtico
guardián secreto fue esa maldita rata, vasalla de Voldemort, ¿en qué momento
confiarían en ella…? El muy desgraciado gritó haciendo creer a la gente que
Black quería matarlo, después se cortó el dedo y se escabulló por las
alcantarillas, transformado en rata, lo que hizo imposible su persecución.
Sirius y Azkaban
Durante estos doce años, Sirius
Black vivió condenado en Azkaban por el supuesto asesinato de Peter Pettigrew,
su “amigo”. La cuestión es, ¿cómo
consiguió escapar? Y más importante aún, ¿cómo se mantuvo cuerdo durante tantos
años? Por lo visto, gracias al pensamiento no tan alegre de que era inocente, a pesar de culparse por haber
convencido a James de que Peter fuera su guardián secreto. Ese recuerdo
pervivió durante años pues los dementores se alimentan de felicidad y cosas
bonitas. Pero si, además, añadimos el hecho de que se puede transformar en
perro –los dementores no pillan igual sus pensamientos- y que su ira aumentó
gracias a la foto del periódico, tenemos un cóctel vengativo muy explosivo.
La decisión de Harry
Después de desvelarnos lo que
ocurrió aquella fatídica noche en la que murieron los padres de Harry, tanto Lupin como Sirius están deseosos de
acabar de una vez por todas con la escoria de Pettigrew. Ambos le apuntan, preparados para quitarle
la vida y de repente se interpone Potter, pero, ¿qué narices? El chiquillo
prefiere llevarlo a Azkaban y que cumpla condena, no por compasión, sino porque
no quiere que los verdaderos amigos de su padre sean unos asesinos. Una respuesta muy madura para alguien de su
edad, ¿no creéis? ¿O es simplemente inocencia? Qué diferente hubiera sido
todo si en vez de Harry hubiéramos tenido en su papel a Snape, ¿verdad?
Scabbers estaría muy muerto, y con saña.
En fin, estos últimos capítulos
están siendo lo mejor de la novela, sin duda. Mola que el salseo familiar surja poco a poco de entre sus
páginas. Lo estoy viviendo casi como si fuera la primera vez que lo leyera, ya
que me leí solo los cuatro primeros hará unos ocho o diez años. Es genial.
Espero que os haya gustado =)
¡Leed mucho!^^
Me estás picando para leer otra vez esta saga enterita.
ResponderEliminarBesotes!!!