¡Buenaaaaas!
¿Qué tal andáis? ¿Preparados para
volver a la rutina después de Semana Santa? Yo vengo con las energías renovadas
y, ¿sabéis por qué? pues porque me acaban de informar de una visita a la RAE,
sí, la Real Academia Española, ese edificio que tiene la medalla de plata en
cuanto a mesas redondas relevantes. Si voy y se pueden hacer fotos (nunca antes
he ido así que ni idea de cómo va) las colgaré para el deleite de todo friki
viviente que, como yo, está en su salsa cotilleando estas cositas.
En fin, no me entretengo más y
vamos al lío que, como ya sabéis, lunes es igual a Proyecto Potter y hoy, en
concreto, nos toca El callejón Diagon
(capítulo V).
La semana pasada nos quedamos con
un Hagrid muy cabreado con los Dursley debido a la ocultación deliberada del
pasado mágico de Harry, pero como este gigantón es muy majo, ¿para qué seguir pensando en tío Vernon y
cía pudiendo llevarse al pequeño Potter de compras?
Gringotts |
Al igual que la tormenta precede a
la calma, el mundo muggle se
convierte en una lejana pesadilla por un día para que nuestro querido protagonista
pueda disfrutar de un gran undécimo cumpleaños. Hagrid le llevará hasta un
pequeño pub londinense, El caldero
chorreante, en donde poco a poco se irá dando cuenta de que su cicatriz es
más trascendental de lo que nunca se hubiera imaginado, vamos, que todo ser
viviente le trata como si fuera el
mismísimo Kurt Cobain resucitado. Evidentemente, la gran mayoría de los aquí
presentes ya nos conocemos la historia y poco o nada nos puede sorprender una
pared que se abre por arte de magia (nunca mejor dicho) y nos muestra un mundo
oculto lleno de brujas y magos desesperados por encontrar su varita ideal para
empezar el curso con buen pie. Pero para Harry todo esto es nuevo y, claro, la
confusión y el asombro invaden su mente durante esta pequeña incursión a lo que
será su futuro. Conoceremos Gringotts,
el banco de los magos, regido por
duendes –en este primer libro traducidos como gnomos -, quienes llevan a cabo
la importantísima tarea de proteger las posesiones más valiosas de magos y
brujas. Será aquí donde Harry descubra que no es pobre ni de lejos y que tiene
oro suficiente como para tocarse las narices hasta el día de su muerte. Aunque
lo más reseñable de este lugar es una misteriosa cámara, la 713, a la que
Hagrid debe ir para recoger “algo” de vital importancia para Hogwarts.
Este capítulo es imprescindible
ya que nos prepara el terreno para lo que se nos avecina, es decir, desde un
primer momento Harry conocerá al miedoso y extraño profesor Quirrell quien, como muchos ya sabéis, es una pieza clave
de la historia. También se nombra por encima el periódico El Profeta, máximo exponente del periodismo mágico
y, además, Hagrid nos dará unas clases rápidas sobre el manejo de las monedas que
utilizan los magos (Knuts, sickles y galeones). Eso sin olvidarnos del
encontronazo con un pequeño estudiante de primero bastante desagradable y que,
cómo no, a Harry no le hará ninguna gracia por eso de que se mete con Hagrid
por no ser un súper mago reputado. De este pequeño enano mimado solo sabemos
que desciende de una familia de magos de sangre pura, que es un clasista y que
lo más seguro es que sea de Slytherin, o lo que es lo mismo, acabamos de
presenciar la primera conversación entre Harry y su archisegundoenemigo Draco Malfoy, ese capullín entrometido
que representa al líder de los matones de las típicas películas de instituto.
Lo único bueno del encontronazo con Malfoy es que Harry despierta de ese mundo
de ensueño tan bonito en el que todos le adoran para darse cuenta de que, por
muy mágico que sea, siempre hay un Dudley que lo estropea.
El señor Ollivander. |
Y ya solo me queda por mencionar
la última parada de las compras: la
tienda de varitas de Ollivander, el gran sabio que tiene la memoria más
increíble jamás vista porque, ¿quién puede acordarse de toooodas las varitas
que ha vendido? Cómo se nota que ya no estamos en el mundo muggle ¿eh? Durante la búsqueda de la varita perfecta de Harry,
Rowling nos muestra, una vez más, que Harry está vinculado a Voldemort más de
lo que pueda sospechar cualquiera, ya que, curiosamente, la varita que elige a
Harry está hecha de la misma cola de fénix que la del que-no-debe-ser-nombrado.
La autora va soltando perlitas
poco a poco para que la intriga nos envuelva completamente y, si fuera nueva en
esto, ya me estaría terminando el libro en vez de esperar a la semana que viene
jejej
¡Ah! Se me olvidaba una cosita. ¡Vaya tela con la mala fama de Slytherin! Cómo
se nota que la autora nos lo quiere vender como la casa mala, que si los únicos
magos malvados son de esa casa, que si el capullo que se encuentra con Harry
proviene de ese linaje, que si quien mató a sus padres también, que si Hagrid
les tiene bastante asquito… no ayuda ¿eh? Eso de la imparcialidad brilla por su
ausencia… Es que ahora soy una Slytherin y he de defender el honor de nuestra
Casa ;-)
¡Leed mucho!^^
Que gracioso :')
ResponderEliminarAmo Harry Potter, no se cuantas veces he leido la piedra filosofal jajaja
Un beso!
Si es que Harry Potter levanta pasiones jejeje
Eliminar¡Gracias por comentar!
Me encanta esta saga, es una de mis preferidas :3
ResponderEliminarMis libros favoritos son el 4 y 6 *O*
Besos ^^
Yo me quedé en el cuarto porque lo de Cedric me dolió en el alma. Aunque suena raro que no digas el tercero que suele ser uno de los que más gusta, ¡qué cosas!
Eliminar¡Un saludoo!
Cuando saliron los libros me quedé en el 3-4, ya qeue me parecian muy repetitivos, después salieron las peliculas y al no gustarme ya no las retome. Pero no se porque, este pasado verano me dio el venazo y los volvi a leer y la verdad es que me han gustado mucho. El único que se me resiste, y creo que por saturación, es el último, aunque ya lo estoy cogiendo con más ganas.
ResponderEliminarPor cierto, te he nominado a un premio blog, si te interesa pasate =)
Nos leemos
Besis