"Proyecto Potter" y la cámara secreta: capítulo IV En la chimenea equivocada

¡Bueeeenas!

Otro lunes más en el que continuamos leyendo y comentando las aventuras de Harry Potter. Y hoy, concretamente, nos toca acercarnos al cuarto capítulo de La cámara secreta: En Flourish y Blotts (tienda de libros para magos del Callejón Diagon).

Harry lleva una semana en “La Madriguera”, todo es perfecto: le quieren. Pero las vacaciones están llegando a su fin y debe hacerse con los libros de Segundo para Hogwarts. Los Weasley le enseñarán que hay maneras muy rápidas de viajar (polvos Flu) aunque no siempre te lleven a la chimenea exacta. De esta manera, descubrirá que Lucius Malfoy, padre de Draco, esconde algo terrible en su interior. Además, nuestros protagonistas conocerán en persona a su nuevo profesor de Defensa contra las Artes Oscuras, el vanidoso Lockhart.

Lo primero que me llamó la atención de este capítulo es la siguiente cita que, como mínimo, debía copiaros:

“Lo que Harry encontraba más raro en casa de Ron, sin embargo, no era el espejo parlante ni el espíritu que hacía ruidos, sino el hecho de que allí, al parecer, todos le querían.”

Me parece un resumen genial de su estancia con los Weasley, ¿no os parece? Potter, al fin, puede decir sin miedo a equivocarse que ha disfrutado del verano; menos mal que ahí estaban Ron y cía. para rescatarle de los Dursley. Son estos momentos los que aumentan mi grado de ternura hacia Harry^^

"Ginny solía tirar las cosas cada vez que Harry entraba en la
habitación donde ella estaba. Se metió debajo de la mesa para
recoger el cuenco y se levantó con la cara tan colorada y
brillante como un tomate."

Sin salirme de la familia más querida de la saga, continúo con Ginny y Percy, esos hermanos que no han parado de hacer o decir cosas que solo podrían mosquearnos: ¿qué le pasa a Percy? ¿por qué se encierra durante horas en su cuarto? Y Ginny, ¿por qué esa timidez palpable cuando aparece Harry? ¿Le gustará? La verdad es que lo de ella, a simple vista, resulta mucho más evidente. Es decir, sería muy lógico pensar que una cría de once años pueda sentirse atraída por alguien tan famoso que ha sobrevivido a Voldemort dos veces y que, encima, es un gran buscador. ¡Ah! Y lo que es más importante, es accesible no solo porque sea amigo de Ron sino por su humildad y simpatía. Y, bueno, lo de Percy es otro cantar, podrían ser miles de cosas: una chica, la presión de ser el mejor para llegar a ministro de magia,… La pista que nos da Rowling nos lleva directamente a la segunda opción ya que nos muestra a Percy leyendo Prefectos que conquistaron el poder pero, ¿Y si quiere despistarnos? Habrá que seguir leyendo para descubrirlo.

La mejor cara, sin duda, la de Hermione.

Centrándonos en los padres Weasley, Arthur y Molly, me han sorprendido para mal. Me explico. Como ya sabéis, Arthur es un gran defensor de los artilugios muggles ya que le parecen curiosísimos y muy ingeniosos, hasta ahí bien, lo que no sabía (más bien no me acordaba) era cómo se las gasta: ¡se pega con Lucius! Por una serie de comentarios maliciosos que no molan nada, ¿no os recuerda a esos momentos en que Ron quiere darle un par de collejones a Draco? La genética manda, señores. Asimismo, Molly me mata con su comentario final en el que solo le preocupan las apariencias, o sea, su marido se está golpeando con el señor Malfoy y solo se le ocurre pensar en lo que podría llegar a imaginarse su querido Lockhart de semejante actuación. Pero, vamos a ver, señora Weasley, sus hijos lo están presenciando, ¿en serio no le va a decir nada a su marido por la educación de sus críos? ¿Están acostumbrados a ver cosas así? Eso no la deja en muy buen lugar, ésta vez.

Después de los Weasley, solo que me queda hablar de dos personajes que ya se han mencionado pero que hasta este capítulo no se dan a conocer físicamente:

Lockhart, ese narcisista, afamado y ególatra ser que pretende dar clase en Hogwarts. No me explico cómo le contratan, ¿acaso no había suficientes interesados entre los que elegir después del final del prof. Quirrell? ¿Realmente es bueno? No lo sabremos hasta verle en acción pero, de momento, a mí no me parece la mejor opción: solo ha incluido sus libros en la lista de lecturas obligatorias, su autobiografía se titula El encantador (¿en serio?) y en cuanto ve a Harry le utiliza cual marioneta al igual que la pelea de Arthur y Lucius para sacarse más publicidad. Eso sí, nadie podrá negar que es un tío práctico.

Lucius Malfoy, el padre clasista y prepotente de Draco. Como se suele decir, “de tal palo tal astilla” aunque, en este caso, Draco todavía tiene tiempo de ser salvado, o eso espero. En fin, he dejado este personaje en último lugar porque tiene toda la pinta de ser el villano de este libro o, por lo menos, uno de los secuaces más importantes. Y, ¿por qué digo esto? En el anterior capítulo, los gemelos nos daban la pista de que Lucius podía ser el amo de Dobby, casualmente el elfo doméstico que había avisado a Harry de su inminente muerte como pisara Hogwarts; además, ¡vuelven las casualidades de Potter! En este caso, el problemilla de los polvos Flu que llevan a Harry a una chimenea equivocada del Callejón Knockturn (el de los malos), le ayuda a escuchar una interesantísima conversación en la que descubre que Lucius almacena objetos mágicos ilegales de los que desea deshacerse cuanto antes. Para no sospechar de alguien así, ¿verdad? Y eso sin olvidarnos de los comentarios súper despectivos hacia los muggles o hacia los magos que proceden de muggles, como nuestra Hermione, y de que antaño era parte del séquito de Voldemort. En resumen, no es un tío de fiar.

¿Qué pensáis de la actuación de los padres de Ron? ¿Creéis que Draco, tal como están las cosas, tiene salvación? ¿Os gustaría tener polvos Flu en casa?

Espero que os haya gustado =)

¡Leed mucho!^^