“Era un placer quemar. Era un placer especial
ver cosas devoradas, ver cosas ennegrecidas y cambiadas. Empuñando la
embocadura de bronce, esgrimiendo la gran pitón que escupía un queroseno
venenoso sobre el mundo, sintió que la sangre le golpeaba las sienes, y que las
manos, como las de un sorprendente director que ejecuta las sinfonías del fuego
y los incendios, revelaban los harapos y las ruinas carbonizadas de la
historia.”
Autor: Ray
Bradbury
Fecha de publicación: 1953 (original en inglés) y 1985 (en España).
Traducción: Francisco Abelenda
ISBN: 9788445071168
Págs.: 267
Editorial: Minotauro
Sinopsis:
Bradbury
nos presenta una sociedad en la que la televisión se ha convertido en un "semidios" sin el que los ciudadanos no pueden vivir donde, además, los libros son un instrumento del mal que debe ser eliminado, según dicta el Gobierno. Desde la perspectiva de Montag, un bombero quema-libros, Bradbury nos adentrará en este mundo donde la censura está a la orden del día.
Opinión:
Mientras
escribía esta historia, Bradbury llamó al departamento de bomberos para
averiguar la temperatura exacta a la que se quema el papel, éstos le
respondieron que a 451 grados Fahrenheit.
Esta novela es una
exaltación a la literatura y, a su vez, una verdad como un templo, una
predicción acertada y no tan lejana de lo que está ocurriendo con la televisión.
Mildred, la esposa de Montag, es el más claro ejemplo de lo que el Estado está haciendo con sus ciudadanos, gracias a un completísimo equipo de publicidad y censura. Es una mujer absorbida por las pantallas. Una mujer que no tiene otra cosa que hacer, nada más que ver la televisión o quedar con sus amigas para eso mismo. Montag, sin embargo, y aunque en un principio produzca la misma sensación de borreguismo que su mujer, no es igual y se irá viendo su transformación a lo largo de la novela. También es cierto que para este gran cambio va a necesitar de ciertos personajes que le abran los ojos poco a poco, pues, ya al comienzo, veremos a Clarisse, una niña algo extraña que le dará el primer empujón.
Mildred, la esposa de Montag, es el más claro ejemplo de lo que el Estado está haciendo con sus ciudadanos, gracias a un completísimo equipo de publicidad y censura. Es una mujer absorbida por las pantallas. Una mujer que no tiene otra cosa que hacer, nada más que ver la televisión o quedar con sus amigas para eso mismo. Montag, sin embargo, y aunque en un principio produzca la misma sensación de borreguismo que su mujer, no es igual y se irá viendo su transformación a lo largo de la novela. También es cierto que para este gran cambio va a necesitar de ciertos personajes que le abran los ojos poco a poco, pues, ya al comienzo, veremos a Clarisse, una niña algo extraña que le dará el primer empujón.
Nos encontramos con una distopía que juega con el papel de un Gobierno que quiere
ovejitas indefensas – entendido esto como seres sin conocimiento y sin
personalidad- y unos ciudadanos que no quieren complicarse la vida ni
cuestionarse nada. Bradbury está manifestando durante toda la obra el poder de
los libros como arma invencible contra el Gobierno, como la única herramienta
útil para desatontar a todos estos borregos que son los ciudadanos.
Me resulta muy acertada la evolución que sufre Montag, es decir, no es de un día para otro, sino que necesita su tiempo para ir asimilando toda esta nueva información. En cambio, los demás personajes no sufren ninguna transformación profunda, tienen una personalidad y unas convicciones que no cambiarán durante la obra, exceptuando Mildred, quien sí parece realmente afectada por todo lo que está ocurriendo a su alrededor.
Está narrado en tercera persona desde la perspectiva de nuestro protagonista. Creo que de todos los oficios, Bradbury al escoger al bombero acertó de pleno. Es una manera perfecta de poder describir las "normas" de esta sociedad sin necesidad de salirse de la trama, ya que Montag, debido a su trabajo, está en el núcleo principal de la acción. Además, los personajes que pueden llegar a sufrir un cambio más acentuado y drástico son aquellos que están más metidos en las acciones del Gobierno, siendo el bombero uno de los más llamativos.
Fahrenheit cuenta con un ritmo ágil, a pesar de la extensión de los capítulos. No abusa de las descripciones e intenta ambientar la sociedad según los hechos que van sucediendo, es decir, no te narra todas las peculiaridades de esta sociedad de un tirón sino que deja que saborees tranquilamente cada singularidad.
Está narrado en tercera persona desde la perspectiva de nuestro protagonista. Creo que de todos los oficios, Bradbury al escoger al bombero acertó de pleno. Es una manera perfecta de poder describir las "normas" de esta sociedad sin necesidad de salirse de la trama, ya que Montag, debido a su trabajo, está en el núcleo principal de la acción. Además, los personajes que pueden llegar a sufrir un cambio más acentuado y drástico son aquellos que están más metidos en las acciones del Gobierno, siendo el bombero uno de los más llamativos.
Fahrenheit cuenta con un ritmo ágil, a pesar de la extensión de los capítulos. No abusa de las descripciones e intenta ambientar la sociedad según los hechos que van sucediendo, es decir, no te narra todas las peculiaridades de esta sociedad de un tirón sino que deja que saborees tranquilamente cada singularidad.
La
novela, como tal, sólo cuenta con 190 páginas contenidas en tres capítulos
bastante extensos. Esta edición incluye un Posfacio
de R. Bradbury, El parque de juegos y
La roca gritó.
Por
último, dos puntos positivos por la cantidad de obras y autores que nombra a lo
largo del libro: La República, de
Platón; Los viajes de Gulliver, de Swift; Maquiavelo; Darwin; Schopenhauer; Aristófanes; Gandhi; Buda; Confuncio; el romántico Byron; Tom Paine..., y por este impresionante fragmento:
“No estabas allí, no la viste –dijo Montag-.
Tiene que haber algo en los libros, cosas que no podemos imaginar, para que una
mujer se deje quemar viva. Tiene que haber algo. Uno no muere por nada. […]
Anoche pensé en todo el queroseno que he usado en los últimos diez años. Y
pensé en los libros. Y por primera vez comprendí que detrás de cada libro hay
un hombre. Un hombre que tuvo que pensarlo. Un hombre que empleó mucho tiempo
en llevarlo al papel. Nunca se me había ocurrido. –Montag dejó la cama-. Y a
algún hombre le costó quizá una vida entera expresar sus pensamientos, y de
pronto llego yo y ¡bum!, y en dos minutos todo ha terminado.”
Me parece una lectura para todos los públicos, que gustará especialmente a los amantes de los libros y de las distopías. Recomendadísima.
Sobre el autor:
A lo
largo de su vida ha cultivado tanto poesía como novela, cuento, teatro y
ensayo. También ha obtenido más de veinte premios entre los que destacan:
Premio Retro Hugo, Premio Bram Stoker, nombrado Gran Maestro por la SFWA,
Premio Mundial de Fantasía, etc.
Algunas
de sus obras más conocidas:
-Crónicas marcianas (1950)
-El hombre ilustrado (1951)
-Fahrenheit 451 (1953)
-Las doradas manzanas del sol (1953)
-El país de octubre (1955)
-El vino del estío (1957)
-La feria de las tinieblas (1962)
-El árbol de las brujas (1972)
-En el expreso, al Norte (1988)
-El ruido de un trueno (1990)
-Zen en el arte de escribir (2002)
De libro a película:
En 1966, François Truffaut dirigió Fahrenheit 451 basada en el libro de Bradbury:
Puntuación: 5/5
Este es uno de los libros que tengo pendientes. Espero leerlo pronto.
ResponderEliminarTe sigo, que tenemos gustos parecidos.
Un saludo.
La película es absolutamente genial. A pesar de que no aparecen ninguno de los elementos más fantasiosos del libro, es una completa delicia.
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