¡Buenaaaas!
Volvemos un lunes más con otro
capítulo comentado sobre Harry Potter y
el prisionero de Azkaban. En este caso, tenemos entre manos el capítulo XI “La saeta de fuego”:
Black y Buckbeak
Después del fortuito
descubrimiento en Las Tres Escobas, Harry huye despavorido hacia su
habitación para ver de nuevo el álbum de fotos de sus padres –regalo de Hagrid-,
en el cual, antes desapercibida, vislumbra
la cara de su “querido padrino”: Sirius Black.
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| Lily, James y Sirius. |
Hermione y Ron tienen miedo de
que Harry vaya tras él e intentan animarlo, pero no entienden la impotencia de
nuestro protagonista:
“Oigo a mi madre que grita e implora a Voldemort. Y si vosotros
escucharais a vuestra madre gritando de ese modo, a punto de ser asesinada, no
lo olvidaríais fácilmente. Y si descubrierais que alguien que en principio era
amigo suyo la había traicionado y le había enviado a Voldemort…”
Al final, Ron tiene la alegre
idea de visitar a Hagrid y quitarle de la cabeza su vendetta, el problema es que se vuelve en su contra ya que Potter
decide interrogar al grandullón a raíz de la conversación que han escuchado de extranjis.
Aun así, antes de llegar a la cabaña se nombra un detalle importante: lo único que pudieron devolverle a la madre
de Pettigrew fue un dedo de su hijo, nada más. ¿Os suena?
Más tarde, encuentran a Hagrid
llorando desconsoladamente. Resulta que le han enviado una carta oficial en la
que requieren su presencia y la de su hipogrifo, visto que Lucius Malfoy ha
interpuesto una demanda debido al brazo lesionado de su hijo Draco. El caso es
que este señor tiene muchas influencias y dinero. Hagrid lo lleva
claro con este panorama porque, queridos, esto es como en la vida real, pues el
que peor parado sale es el animal, es decir, que tiene que ganar el caso si no quiere despedirse para siempre de
Buckbeak.
La Saeta de Fuego y Scabbers
¡Ya es Navidad! Harry recibe
entre dulces y ropa, uno de los mejores regalos que podrían hacerle: una escoba
nuevecita y lista para dejarlos a todos atónitos, sobre todo a Malfoy. No se
sabe quién ha sido el espléndido pero Potter
tiene entre sus manos una Saeta de Fuego. Si es que tan solo el nombre
impone.
Durante esta navideña mañana tenemos
dos temas reseñables: Lupin y Scabbers.
En primer lugar, descubrimos que Lupin no estaba enfermo
sino “comprando la Saeta para Harry”, o eso cree nuestro inocente Ron. Parece
ser que el pelirrojo estuvo limpiando los orinales de la enfermería como
castigo de Snape por su supuesta sublevación en clase, y allí no había profe de
Defensa contra las Artes Oscuras.
En segundo lugar, Hermione
aparece con su precioso e inteligente gato al que deja tumbado en la cama de
Seamus –tened en cuenta que apenas hay alumnos por las fiestas-, y éste no
tarda mucho en saltar a por la rata de Ron. Resumiendo: el baúl de Harry tirado
y el chivatoscopio pitando como si no
hubiera un mañana, ¿realmente está estropeado o es que hay algo raro por ahí?
Rowling no necesita darnos muchas más pistas para sospechar de Scabbers, ¿no os
parece? Si hasta Harry nos deja caer, por si no nos acordábamos, que una
rata suele vivir alrededor de los tres años y ésta lleva unos cuantos más.
El día acaba con una cena
entre Dumbledore, Snape, Flitwick, Sprout, McGonagall, Filch y tres alumnos
junto con Ron, Hermione y Harry. Básicamente vemos en directo cómo McGonagall
es igualita que Hermione al tratar con tanta condescendencia a la adivina
Trelawney, quien hace su aparición estelar llegando tarde.
En fin, de esta cena podemos destacar
dos cositas: Hermione y Minerva creen
que la Saeta anónima puede ser un regalo “envenenado mágicamente” por Sirius,
es decir, que Potter se queda sin escoba durante unas semanitas; y hay algo que no nos cuentan de Lupin,
pues descartamos que esté enfermo pero necesita una poción muy complicada cada
cierto tiempo ¿por qué? ¿Qué nos oculta Dumbledore y el resto de profesores? ¿Está o no en peligro inminente?
Espero que os haya gustado =)
¡Leed mucho!^^
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