martes, 22 de agosto de 2017

La máquina del tiempo de H. G. Wells

“El Viajero a través del Tiempo (pues convendría llamarle así al hablar de él) nos exponía una misteriosa cuestión. Sus ojos grises brillaban lanzando centellas, y su rostro, habitualmente pálido, mostrábase encendido y animado.”

La máquina del tiempo. El País


Título: La máquina del tiempo (The Time Machine)

Autor: H. G. Wells

Fecha de publicación: 1895 (original en inglés) y 2004 (esta edición)

Traducción: Nellie Manso de Zúñiga

ISBN: 84-96246-29-9

Págs.: 138

Editorial: El País (cedido por Random House Mondadori)




Sinopsis:

El viajero se traslada al año 802701 gracias a la máquina del tiempo. Cuando vuelve, asombra a todos por el relato de su encuentro con los Eloi y los Morlock, una raza degenerada y en regresión. 

Opinión:

¡Buenaaaas!
Hoy os traigo la primera novela de uno de los padres de la ciencia-ficción, Herbert George Wells, La máquina del tiempo, publicada en 1895 por la editorial Heinemann; aunque si bien es cierto en 1893 ya había aparecido la descripción del invento y el debate sobre la cuarta dimensión en la revista Henley´s National Observer, con el título The Chronic Argonauts.

Ésta es la historia del Viajero a través del tiempo, un hombre de ciencia que ha inventado un vehículo capaz de moverse físicamente por la línea temporal, es decir, puede viajar tanto al pasado como al futuro. El único problema es que esta máquina continúa siempre en el mismo punto de la Tierra, por lo tanto, si se encontrara a unos metros del mar y viajara a un futuro muy lejano en el que el nivel del mar hubiera subido, ésta quedaría sumergida al llegar a ese año futuro, lo que haría muy complicado volver a su presente por los inconvenientes más que obvios.

De todas maneras, Wells no se centra en paradojas espacio-temporales, tan solo utiliza la máquina para mostrar un futuro desolador y deshumanizado, para que veamos las consecuencias de vivir como vivimos. Si nos fijamos en el inicio de la novela, en el que el Viajero explica por encima la teoría de los viajes a través del tiempo y les muestra su invento, a pesar de hacer uso de un lenguaje técnico, Wells no profundiza en la composición de la máquina, simplemente describe muy superficialmente ésta para no molestarse en dar nombres de objetos clave reales porque entonces sí que no tendría sentido, ¿por qué tal mineral o metal es primordial a la hora de los viajes? ¿Qué clase de características son necesarias para que un objeto físico pueda atravesar el propio tiempo?


“La cosa que el Viajero a través del Tiempo tenía en su mano era una brillante armazón metálica, apenas mayor que un relojito y muy delicadamente confeccionada. Había en aquello marfil y una sustancia cristalina y transparente. Y ahora debo ser explícito, pues lo que sigue a menos que su explicación sea aceptada es algo absolutamente inadmisible. Cogió él una de las mesitas octogonales que había esparcidas alrededor de la habitación y la colocó enfrente de la chimenea, con dos patas sobre la alfombra. Puso la máquina encima de ella. Luego acercó una silla y se sentó. El otro objeto que había sobre la mesa era una lamparita con pantalla, cuya brillante luz daba de lleno sobre aquella cosa. Había allí también una docena de bujías aproximadamente, dos en candelabros de bronce sobre la repisa de la chimenea y otras varias en brazos de metal, así que la habitación estaba profusamente iluminada.”

Simplemente nos pone en situación explicándonos por encima el objetivo de esta máquina, luego, no somos solo un lector sino que formamos parte del grupo de amigos que invita a su casa nada más comenzar la novela, pues es a ellos a quienes relata su aventura. Será a partir de su viaje donde Wells cambiará de narrador, ya que durante esta primera etapa introductoria nos encontramos con la narración en primera persona de uno de los amigos invitados a la demostración, después comenzará el verdadero suceso rememorado por nuestro Viajero.

“-Pero la máquina es una simple paradoja –dijo el Director del diario.
–No puedo discutir esta noche. No tengo inconveniente en contarles la aventura, pero no puedo discutirla. Quiero –continuó- relatarles lo que me ha sucedido, si les parece, pero deberán abstenerse de hacer interrupciones. Necesito contar esto.”

Wells era socialista, y esta ideología se respira a lo largo del libro, ya que nos muestra un futuro en el que la raza humana ha evolucionado hacia dos vertientes: los eloi y los morlocks, relacionadas con la clase capitalista y la obrera. Por un lado, tenemos a los eloi, seres pequeños y bellos que viven pacíficamente en la Tierra. Todo parece idílico, pero si nos paramos a observarlos son inútiles, cobardes y deshumanizados. Por otro, están los morlocks, una especie de monstruos albinos de ojos rojos que viven bajo tierra, bastante inteligentes que pueden manejar maquinaria de todo tipo y cazan sin problema. El gran inconveniente es que están adaptados a la oscuridad del subsuelo y solo salen de noche.



La seguridad demasiado perfecta de los habitantes del Mundo Superior los había llevado, en un pausado movimiento de degeneración, a un aminoramiento general de estatura, de fuerza e inteligencia.”


“Los Eloi, como los reyes carlovingios, habían llegado a ser simplemente unas lindas inutilidades. Poseían la tierra por consentimiento tácito, desde que los Morlocks, subterráneos hacía innumerables generaciones, habían llegado a encontrar intolerable la superficie iluminada por el sol. Y los Morlocks confeccionaban sus vestidos, infería yo, y subvenían a sus necesidades habituales, quizá a causa de la supervivencia de un viejo hábito de servidumbre.”

No es difícil conectar a los eloi con los capitalistas y a los morlocks con los obreros en un futuro en el que la diferencia de clases ha ido en aumento hasta llegar a esta locura distópica. Además, Wells hace hincapié en otros aspectos que pueden darse en los próximos siglos como el problema del medio ambiente, pues menciona el calor sofocante al que se han adaptado los eloi y la desaparición de miles de especies.

Lo que hace de La máquina del tiempo una lectura amena es el hecho de que sea una aventura en la que estamos descubriendo cosas nuevas cada capítulo. Sin contar que las descripciones no son excesivas y que hay bastantes diálogos. Eso sí, si habéis visto la adaptación de 2002 con Guy Pearce como Viajero, ya os adelanto que no hay historias de amor (yo me la estaba esperando cuando empecé la novela).

Sobre el autor:

Nació en Bromley, Kent, el 21 de septiembre de 1866, como el tercer hijo de Joseph Wells y Sarah Neal. La familia, de la empobrecida clase media-baja, lo llamaba Bertie. Tenían una tienda comprada gracias a una herencia, en la que vendían productos deportivos y loza fina. En 1874, un accidente infantil le obligó a permanecer durante meses en reposo. Con ocho años, esta obligada calma propició el descubrimiento de la lectura, y en particular, guiado por su padre, de autores como Dickens o Irving. Ese mismo año entró en una academia comercial llamada Thomas Morley´s Commercial Academy, en la que continuó hasta 1880.
En 1877 su padre sufrió un accidente que le impidió ganarse la vida, lo que condujo a Herbert y a sus hermanos a emplearse en diversos oficios. En 1883 se enroló en la escuela de gramática Midhurst de Sussex Occidental como alumno y tutor. En 1884 obtuvo una beca para estudiar Biología en el Royal College of Science de Londres, donde estudió hasta 1887. Durante ese período ingresó a un club de debate de la escuela llamado Debating Society. Allí dio a luz por primera vez su novela La máquina del tiempo, pero con el título original: The Chronic Argonauts (La crónica de los argonautas). En 1887, perdió la beca y se fue a vivir a casa de una pariente llamada Mary, prima de su padre, donde se interesó por la hija de ésta, Isabel. Entre 1889 y 1890 fue profesor de la Henley House School. Fue uno de los fundadores de la Royal College of Science Association, siendo su primer presidente en 1909.
Su relación con Rebecca West, que duró diez años, dio un hijo, Anthony West, nacido en 1914. Al contraer tuberculosis, abandonó todo para dedicarse a escribir, llegando a completar más de cien obras. Se le considera uno de los precursores de la ciencia-ficción.
Wells fue toda su vida un izquierdista convencido. De hecho, su primera novela, La máquina del tiempo, trata fundamentalmente la lucha de clases. Convencido de la necesidad de un sistema social más justo, se unió a la Sociedad Fabiana, cuyo objetivo era instaurar el socialismo de forma pacífica, pero las diferencias con ciertos miembros acabaron por distanciarlo del grupo. También criticó la hipocresía y la rigidez de la época victoriana, así como el Imperialismo británico. Estaba convencido de que la especia humana podría ser mejorada gracias a la ciencia y a la educación. Durante la última época de su vida, asumió la tarea de defender en escritos y conferencias todo aquello que considerara positivo para el progreso, así como en criticar los grandes conflictos bélicos que asolaron Europa.
Su producción puede dividirse en tres etapas: la novela científica, la familiar y la sociológica. La novela científica se convirtió pronto en un género popular. Un ejemplo sería La máquina del tiempo (1895), La visita maravillosa (1895) y El hombre invisible (1897). Muchos de los inventos y procedimientos científicos que marcaron el siglo XX fueron imaginados por Wells a finales del XIX, tales como la bomba atómica, y aparecen en novelas como La isla del Dr. Moreau (1896). Kipps (1908) fue su primera novela familiar. La novela sociológica o didáctica es la que comprende más títulos, entre los que destacan El nuevo Maquiavelo (1911) y El mundo liberado (1914).
Murió en Londres el 13 de agosto de 1946.

Selección bibliográfica:
La máquina del tiempo (1895)
La visita maravillosa (1895)
La isla del Dr. Moreau (1896)
El hombre invisible (1897)
La guerra de los mundos (1898)
El primer hombre en la luna (1901)
Manjar de dioses (1904)
La guerra en el aire (1904)
Kipps (1908)
Tono-Bungay (1909)
Ana Verónica (1909)
La historia de Mr. Polly (1910)
El nuevo Maquiavelo (1911)
Matrimonio (1912)
El mundo liberado (1914)
El perfil de la historia (1919)
La conspiración abierta (1922)
El destino del homo sapiens (1939)
La mente a la orilla del abismo (1945)

De libro a película:

En 1960, George Pal dirige El tiempo en sus manos, en la que un científico de finales del siglo XIX, tras vagar por diversos acontecimientos históricos, recala en una tierra de paz, aunque sus habitantes no parecen humanos.


En 1978, Henning Schellerup dirige La máquina del tiempo.


En 1979, Nicholas Meyer dirige Los pasajeros del tiempo, en la que un científico persigue a Jack El destripador hasta los tiempos modernos.


En 2002, Simon Wells dirige La máquina del tiempo, con Guy Pearce como Viajero.



¿Lo habéis leído? ¿Y sus adaptaciones? 

Puntuación 4/5

3 comentarios:

  1. Todo un clásico. No sé si caerá algún día. En cualquier caso, excelente reseña.

    Un beso ;)

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  2. ¡Hola!

    Pues me lo apunto como clásico que es, aunque me hubiera gustado que sí se metiera más en el tema de las paradojas espacio-temporales, pero bueno, si a cambio me ofrece una distopía, me vale.

    ¡besos!

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  3. Lo leí y me gustó. Estoy esperando que llegue el momento de leer algo más del autor :-)
    Besos.

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