¡Bueeeenas!
Ya estamos a viernes y, como ya
os anuncié este miércoles, hoy os traigo la segunda entrada relacionada con
Halloween: ¡Mi lista de cuentos
imprescindibles de miedo!
En un principio, pretendía
seleccionar cinco pero me he dado cuenta de que solo con Poe y Lovecraft ya
cubro el cupo, así que me he vuelto loca y he añadido unos poquitos más. Espero
que sean de vuestro agrado^^
*Ordenados por año de publicación.
La muerta enamorada de Théophile Gautier (1836)
“Me preguntas, hermano, si
he amado; sí. Es una historia singular y terrible, y, a pesar de mis sesenta y
seis años, apenas me atrevo a remover las cenizas de este recuerdo. No quiero
negarte nada, pero no referiría una historia semejante a otra persona
menos experimentada que tú. Se trata de acontecimientos tan
extraordinarios que apenas puedo creer que hayan sucedido. Fui, durante más de
tres años, el juguete de una ilusión singular y diabólica. Yo, un pobre cura
rural, he llevado todas las noches en sueños (quiera Dios que fuera un sueño)
una vida de condenado, una vida mundana y de Sardanápalo. Una sola mirada
demasiado complaciente a una mujer pudo causar la perdición de mi alma; pero,
con la ayuda de Dios y de mi santo patrón, pude desterrar al malvado espíritu
que se había apoderado de mí...” Sigue leyendo
El pie de la momia de Théophile Gautier (1840)
“Entré, a falta de mejor distracción, en una de esas tiendas de
curiosidades llamadas de baratillo en el argot parisino, tan completamente
ininteligible para el resto de Francia.
Sin duda habéis contemplado, a través del escaparate, algunas de esas
tiendas ya tan numerosas desde que es moda adquirir muebles antiguos, y que el
menor agente de cambio se cree obligado a tener su dormitorio de la Edad Media.
Son establecimientos que parecen a la vez tiendas de herreros, de
tapiceros, laboratorios de alquimistas y talleres de pintores; en esos antros
misteriosos, cuyos postigos dejan filtrar una cierta penumbra, lo más
notablemente antiguo es el polvo; las telarañas son más auténticas que las
blondas, y el viejo peral es más joven que la caoba llegada ayer de América…”
La máscara de la Muerte Roja de Edgar Allan Poe (1842)
“Durante mucho tiempo, la «Muerte Roja» había devastado la región.
Jamás pestilencia alguna fue tan fatal y espantosa. Su avatar era la sangre, el
color y el horror de la sangre. Se producían agudos dolores, un súbito
desvanecimiento y, después, un abundante sangrar por los poros y la disolución
del ser. Las manchas purpúreas por el cuerpo, y especialmente por el rostro de
la víctima, desechaban a ésta de la Humanidad y la cerraban a todo socorro y a
toda compasión. La invasión, el progreso y el resultado de la enfermedad eran
cuestión de media hora…” Sigue leyendo
El corazón delator de Edgar Allan Poe (1843)
“¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente
nervioso. ¿Pero por qué afirman ustedes que estoy loco? La enfermedad había
agudizado mis sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el
más agudo de todos. Oía todo lo que puede oírse en la tierra y en el cielo.
Muchas cosas oí en el infierno. ¿Cómo puedo estar loco, entonces? Escuchen... y
observen con cuánta cordura, con cuánta tranquilidad les cuento mi historia…”
Sigue leyendo
El tonel de amontillado de Edgar Allan Poe (1846)
“Lo mejor que pude había soportado las mil injurias de Fortunato. Pero
cuando llegó el insulto, juré vengarme. Vosotros, que conocéis tan bien la
naturaleza de mi carácter, no llegaréis a suponer, no obstante, que pronunciara
la menor palabra con respecto a mi propósito. A la larga, yo sería vengado.
Este era ya un punto establecido definitivamente. Pero la misma decisión con
que lo había resuelto excluía toda idea de peligro por mi parte. No solamente
tenía que castigar, sino castigar impunemente. Una injuria queda sin reparar
cuando su justo castigo perjudica al vengador. Igualmente queda sin reparación
cuando esta deja de dar a entender a quien le ha agraviado que es él quien se
venga…” Sigue leyendo
Hop-Frog de Edgar Allan Poe (1849)
“Jamás he conocido a nadie tan dispuesto a celebrar una broma como el
rey. Parecía vivir tan sólo para las bromas. La manera más segura de ganar sus
favores consistía en narrarle un cuento donde abundaran las chuscadas, y
narrárselo bien. Ocurría así que sus siete ministros descollaban por su
excelencia como bromistas. Todos ellos se parecían al rey por ser corpulentos,
robustos y sudorosos, así como bromistas inimitables. Nunca he podido,
determinar si la gente engorda cuando se dedica a hacer bromas, o si hay algo
en la grasa que predispone a las chanzas; pero la verdad es que un bromista
flaco resulta, una rara avis in terris…”
Sigue leyendo
El miserere de Gustavo Adolfo Bécquer (1862)
“Hace algunos meses que visitando la célebre abadía de Fitero y
ocupándome en revolver algunos volúmenes en su abandonada biblioteca, descubrí
en uno de sus rincones dos o tres cuadernos de música bastante antiguos,
cubiertos de polvo y hasta comenzados a roer por los ratones. Era un Miserere.
Yo no sé la música; pero le tengo tanta afición, que, aun sin entenderla,
suelo coger a veces la partitura de una ópera, y me paso las horas muertas
hojeando sus páginas, mirando los grupos de notas más o menos apiñadas, las
rayas, los semicírculos, los triángulos y las especies de etcéteras, que llaman
llaves, y todo esto sin comprender una jota ni sacar maldito el provecho.
Consecuente con mi manía, repasé los cuadernos, y lo primero que me
llamó la atención fue que, aunque en la última página había esta palabra
latina, tan vulgar en todas las obras, finis, la verdad era que el Miserere no
estaba terminado, porque la música no alcanzaba sino hasta el décimo versículo…”
Sigue leyendo
Carmilla de Joseph Sheridan Le Fanu (1872)
“Vivíamos en Estiria, en un castillo. No es que nuestra fortuna fuera
principesca, pero en aquel rincón del mundo era suficiente una pequeña renta
anual para poder llevar una vida de gran señor. En cambio, en nuestro país y
con nuestros recursos sólo habríamos podido llevar una existencia acomodada. Mi
padre es inglés y yo, naturalmente, tengo un apellido inglés, pero nunca he
visto Inglaterra. Mi padre servía en el ejército austríaco. Cuando alcanzó la
edad del retiro, con su reducido patrimonio pudo adquirir aquella pequeña
residencia feudal, rodeada de varias hectáreas de tierra. No creo que exista
nada más pintoresco y solitario. El castillo está situado sobre una suave
colina y domina un extenso bosque. Una carretera angosta y abandonada pasa por delante
de nuestro puente levadizo, que nunca he visto levantar: en su foso nadan los
cisnes entre las blancas corolas de los nenúfares. Dominado este conjunto se
levanta la amplia fachada del castillo con sus numerosas ventanas, sus torres y
su capilla gótica. Delante del castillo se extiende el pintoresco bosque; a la
derecha, la carretera discurre a lo largo de un puente gótico tendido sobre un torrente
que serpentea a través del bosque. He dicho que es un lugar muy solitario.
Juzgad vosotros mismos si digo la verdad…” Sigue leyendo
La calavera de Emilia Pardo Bazán (1894)
“El chiflado habló así:
-Desde que, por imitar a Perico Gonzalvo, que la echa de elegante y de
original, puse en mi habitación, sobre un zócalo de terciopelo negro, la
maldita calavera (después de haberla frotado bien para que adquiriese el
bruñido del marfil rancio), empecé a dormir con poca tranquilidad, y a sentirme
inquieto mientras velaba. La calavera me hacía compañía y estorbo, lo mismo que
si fuese una persona, y persona fiscalizadora, severa, impertinente, de esas
que todo lo husmean y censuran nuestros menores actos en nombre de una
filosofía indigesta y melancólica, de ultratumba. Cuando por las mañanas me
plantaba yo frente al espejo para acicalarme, tratando de reparar, dentro de lo
posible, el estrago de los cuarenta en mi rostro y cuerpo, no podía quitárseme
del magín que la calavera me miraba, y se reía silenciosa y sardónicamente cada
vez que aplicaba yo cosmético al bigote y traía adelante el pelo del colodrillo
para encubrir la naciente calva. Al perfumar el pañuelo con esencia fina, al
escoger entre mis alfileres de corbata el más caprichoso, oía como en sueños
una vocecilla estridente, sibilante, mofadora, que articulaba entre la doble
hilera de dientes, amarillos todavía, implantados en las mandíbulas:
«¡Imbéciiil de vaniiiidoso!» Será una tontería muy grande; pero lo cierto es
que me molestaba de veras…” Sigue leyendo
La metamorfosis de Franz Kafka (1915)
“Una mañana, tras un sueño intranquilo, Gregorio Samsa se despertó
convertido en un monstruoso insecto. Estaba echado de espaldas sobre un duro
caparazón y, al alzar la cabeza, vio su vientre convexo y oscuro, surcado por
curvadas callosidades, sobre el que casi no se aguantaba la colcha, que estaba
a punto de escurrirse hasta el suelo. Numerosas patas, penosamente delgadas en
comparación con el grosor normal de sus piernas, se agitaban sin concierto. -¿Qué
me ha ocurrido?...” Sigue leyendo
El almohadón de plumas de Horacio Quiroga (1917)
“Su luna de miel fue un largo escalofrío. Rubia, angelical y tímida, el
carácter duro de su marido heló sus soñadas niñerías de novia. Lo quería mucho,
sin embargo, a veces con un ligero estremecimiento cuando volviendo de noche
juntos por la calle, echaba una furtiva mirada a la alta estatura de Jordán,
mudo desde hacía una hora. Él, por su parte, la amaba profundamente, sin darlo
a conocer.
Durante tres meses —se habían casado en abril— vivieron una dicha
especial. Sin duda hubiera ella deseado menos severidad en ese rígido cielo de
amor, más expansiva e incauta ternura; pero el impasible semblante de su marido
la contenía siempre.
La casa en que vivían influía un poco en sus estremecimientos. La
blancura del patio silencioso —frisos, columnas y estatuas de mármol— producía
una otoñal impresión de palacio encantado. Dentro, el brillo glacial del
estuco, sin el más leve rasguño en las altas paredes, afirmaba aquella
sensación de desapacible frío. Al cruzar de una pieza a otra, los pasos hallaban
eco en toda la casa, como si un largo abandono hubiera sensibilizado su
resonancia…” Sigue leyendo
La música de Erich Zann de Howard Phillips Lovecraft (1922)
“He examinado varios planos de la ciudad con suma atención, pero no he
vuelto a encontrar la Rue d´Auseil. No me he limitado a manejar mapas modernos,
pues sé que los nombres cambian con el paso del tiempo. Muy al contrario, me he
sumergido a fondo en todas las antigüedades del lugar y he explorado en persona
todos los rincones de la ciudad, cualquiera que fuese su nombre, que pudiera
responder a la calle que en otro tiempo conocí como Rue d´Auseil. Pero a pesar
de todos mis esfuerzos, no deja de ser una frustración que no haya podido dar
con la casa, la calle o siquiera el distrito en donde, durante mis últimos
meses de depauperada vida como estudiante de metafísica en la universidad, oí
la música de Erich Zann…” Sigue leyendo
Herbert West, reanimador de Howard Phillips Lovecraft (1922)
“De Herbert West, amigo mío durante el tiempo de la universidad y posteriormente,
no puedo hablar sino con extremo terror. Terror que no se debe totalmente a la
forma siniestra en que desapareció recientemente, sino que tuvo origen en la
naturaleza entera del trabajo de su vida, y adquirió gravedad por primera vez
hará más de diecisiete años, cuando estábamos en tercer año de nuestra carrera,
en la Facultad de Medicina de la Universidad Miskatonic de Arkham. Mientras
estuvo conmigo, lo prodigioso y diabólico de sus experimentos me tuvieron
completamente fascinado, y fui su más íntimo compañero. Ahora que ha
desaparecido y se ha roto el hechizo, mi miedo es aún mayor. Los recuerdos y las
posibilidades son siempre más terribles que la realidad…” Sigue leyendo
Las ratas en las paredes de Howard Phillips Lovecraft (1924)
“El 16 de julio de 1923 me mudé a Exham Priory, después de que el
último obrero acabara su tarea. Los trabajos de restauración habían constituido
una imponente tarea, pues de la abandonada construcción apenas si quedaba un
montón de ruinas, pero por tratarse del lar de mis antepasados no escatimé en
gastos. Nadie habitaba la finca desde el reinado de Jacobo I, en que una
tragedia de caracteres terriblemente dramáticos, aunque en gran medida
incomprensibles, se cernió sobre el cabeza de la familia, cinco de sus hijos y
varios criados, y obligó a marcharse de allí, en medio de sombras de sospecha y
terror, al tercer hijo, mi progenitor por línea paterna y único superviviente
del infortunado baje…” Sigue leyendo
El susurrador en la oscuridad de Howard Phillips Lovecraft (1930)
“Tened muy presente que en último término no presencie ningún horror
visual. Decir que una -conmoción mental fue la causa de lo que deduje -aquella
última gota que me hizo salir a escape de la solitaria granja de Akeley y
lanzarme, en plena noche, por las desoladas montañas de Vermont en un vehículo
requisado—, no es sino querer ignorar los hechos más palmarios de mi
experiencia final. No obstante las cosas tan fascinantes que tuve ocasión de
ver y oír y la imborrable huella que en mí dejaron, ni siquiera hoy puedo
afirmar si estaba o no equivocado por lo que respecta a mi horrible deducción. Ya
que, después de todo, la desaparición de Akeley no prueba nada…” Sigue leyendo
El ser en el umbral de Howard Phillips Lovecraft (1933)
“Admito que he disparado seis balas la cabeza de mi mejor amigo. Ahora
bien, pese a esta confesión, me propongo demostrar que no puedo considerarme un
asesino. Muchos dirán que estoy loco tal vez bastante más loco que el hombre a
quien di muerte en una de las celdas del manicomio de Arkham. Confió en que mis
lectores juzguen los elementos que iré relatando, los contrapongan con las
evidencias conocidas y lleguen a preguntarse si alguien podría haber tenido una
conducta distinta a la mía frente a un horror como el que debí experimentar,
ante aquel ser en el umbral…” Sigue leyendo
El tren nocturno de la carne de Clive Barker (1984)
“Leon Kaufman ya no era nuevo en la ciudad. El Palacio de las delicias, así la había llamado para siempre en sus días de inocencia. Pero eso había sido cuando vivía en Atlanta y Nueva York era todavía una especie de tierra prometida en la que todo y nada era posible.
Ahora Kaufman llevaba tres meses y medio viviendo en la ciudad de sus sueños, y el Palacio de las delicias parecía menos delicioso.
¿Había pasado sólo una primavera desde que saliera de la estación de autobuses de Port Authority y mirara la calle 42 en dirección a la intersección de Broadway? Un tiempo muy corto para perder unas ilusiones tan preciadas.
Casi se avergonzaba al pensar en su ingenuidad. Se estremecía al recordar cómo se había plantado en la calle para anunciar en voz alta Nueva York, te quiero..."
Ahora Kaufman llevaba tres meses y medio viviendo en la ciudad de sus sueños, y el Palacio de las delicias parecía menos delicioso.
¿Había pasado sólo una primavera desde que saliera de la estación de autobuses de Port Authority y mirara la calle 42 en dirección a la intersección de Broadway? Un tiempo muy corto para perder unas ilusiones tan preciadas.
Casi se avergonzaba al pensar en su ingenuidad. Se estremecía al recordar cómo se había plantado en la calle para anunciar en voz alta Nueva York, te quiero..."
Como veis, se me ha ido un pelín de las manos pero, bueno, tendré que
aprovechar que el blog es mío, ¿no? En fin, ¿qué os parece mi
lista? ¿Cuáles añadiríais y/o quitaríais? ¡Ah, y vuestro Top de relatos de
terror!
PD. Si alguien tiene por ahí un enlace del texto completo de El
pie de la momia de Gautier, me haría un inmenso favor compartiéndolo en un
comentario, para así incluirlo en la entrada =)
No soy muy de cortos (quitando a Lovecraft), así que muchos los desconocía. Apuntados quedan :)
ResponderEliminarGenial, me alegra ver que la entrada da sus frutos XD
EliminarAcabo de ver El almohadón de plumas en otro blog y me llama muchísimo la atención.
ResponderEliminarUn beso ^^
Espero que lo disfrutes mucho, es un gran cuento^^
EliminarPor dios, los dos primeros no los conocía, me los llevo apuntados. Un beso! :)
ResponderEliminar¡Oh! Gautier es un gran cuentista, espero que no te defrauden y sigas leyéndole =)
EliminarA mi s que todos los de poe y el almohadon son geniales.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo ;-)
EliminarHe leído mucho pero no todos, de HPL no he leído ninguno de los que mencionas, y le tengo muchas ganas. Además de los de Poe, añadiría y muchos de los que están en la colección El umbral de la noche de S. King, como Los niños del maiz.
ResponderEliminarPor cierto, estoy totalmente viciada con la canción de los slasher, por ahí ando cantándola como un disco estropeado :-)
Besos y FELIZ HALLOWEEN!!
Pues ya tienes cuentos para esta noche XD
EliminarDe S. King no he añadido ninguno porque solo he leído un cuento sobre vampiros de la antología Vampiras de Valdemar, pero sí que me gustaría probar con Los niños del maíz.
La canción es pegadiza eeeh! jejeje
¡Feliz Halloween! :D
ResponderEliminarPues la cosa es que no me gustan mucho los de miedo porque me acongojo rápidamente... pero los tendré en cuenta :P
<3
Si algún día te ves con fuerzas ya tienes unos cuantos para leer jejeje
Eliminar¡Hola! Feliz Haloween ^^
ResponderEliminarPuess... La muerte enamorada me ha llamado mucho, no lo conocía. ¡Gracias por la info! :)) Corazón delator quiero leerlo, creo que está muy conocido también por los simpson pero aún así creo que puede ser una buena lectura.
Leí también la metamorfosis hace tiempo pero... creo que debería releerlo jajaj
Saludos, bonito blog... por aquí me quedo :))
La muerta enamorada fue el cuento que me enganchó a Gautier, aunque me gusta más El pie de la momia (también te lo recomiendo).
EliminarLos Simpsons tienen tantísimas referencias a Poe... ¡es genial! Me encanta el capítulo de El cuervo, con Homer y Bart y su "Nevermore".
Seguro que te gusta El corazón delator, es buenísimo^^
¡Muchas gracias por quedarte por aquí! =)
Qué entrada más buena¡¡¡
ResponderEliminarQuiero darle una oportunidad a Lovecraft y Gautier... seguro que los disfruto¡¡
Gracias por tus fabulosas recomendaciones¡¡¡¡ un besazo¡¡¡
Me alegra que te haya gustado, y ¡¡aún más que les des una oportunidad!!
EliminarEspero que te encanten =)
Hola, ¿qué tal el fin de semana? Soy nueva en tu blog, y me hace mucha ilusión unirme a tus seguidores. Me gustaría tenerte de vuelta por mi blog y que te quedes con nosotros :3
ResponderEliminarMe ha encantado esta entrada.... no soy capaz de leerme una novela de terror por lo miedica que soy, pero un cuento sí. LA MUERTA ENAMORADA me ha enganchado muchísimo... glup glup... de Edgar Allan Poe sólo he leído los Crímenes de la calle Mogue, y ya va siendo hora de ampliar el repertorio. Por último, de Bécquer yo añadiría el Monte de las Ánimas... me dio mucho miedito y me pareció una obra de arte.
Te mando muchos abrazos,
Eva.
Qué bien que te haya enganchado tanto La muerta enamorada, es un gran relato.
EliminarEspero que, a pesar del miedito, puedas ampliar tu repertorio sobre Poe ;-)
Y El monte de las ánimas me gustó mucho, gracias por tu recomendación^^
En fin, es genial que te unas al blog, ahora me paso a cotillear el tuyo jejej
Me parece una entrada muy completa sobre el genero del terror, yo de miedo no leo nada, gracias por ella, en estos dias es muy adecuada, pero gracias por tu entrada, yo tambien tengo un blog por si te puedes pasar, gracias y besitos;))
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario^^
EliminarAhora me paso a ver qué nos cuentas por tu blog XD
Me encanta esta entrada. No sabes lo agradecido que te estoy. La agrego a "favoritos" ya, para ir degustándolos con calma, como se merecen.
ResponderEliminarSolo leí el del maestro Clive Barker. Uno de los que tengo especial interés en leer es el de Carmilla, del que últimamente me hablaron muy bien, pero como digo si puedo los iré leyendo todos poco a poco.
De mis cuentos de terror favoritos... Me lo reservo (jajaja, risa malvada), un día de estos, quién sabe, tal vez publique una entrada con mi lista.
Un beso Rachel, y feliz Halloween ;)
Me alegra un montón (y me siento halagada) de que te guste la entrada^^
EliminarEspero que disfrutes muchísimo con Carmilla, es una maravilla, uno de los mejores relatos sobre vampiros que he leído (tampoco es que sea una experta XD).
Y me has dejado con la intriga... a ver si te viene la inspiración y las ganas, y nos invitas a leer tu Top de cuentos de terror jejej
Me ha encantado esta entrada =)
ResponderEliminarSi te soy sincera no me he leído ninguno pero hoy voy a aprovechar y me voy a leer un par.
Besos!
¡¡Qué bien!!
EliminarSean los que sean los que escojas, espero que los disfrutes muchísimo (y pases miedito jejej).
Hola. un listado de imprescindibles para Halloween muy completo.
ResponderEliminar¡Gracias! =)
Eliminar¡Hola! Aunque no soy muy amante de este género hay un par que me han llamado la atención y me los llevo apuntados. La entrada me ha parecido genial!
ResponderEliminarBesos.
¡Qué alegría me das! Es genial leer que, a pesar de no ser muy del género, te llevas dos apuntados^^
EliminarBuena recopilación de libros para dejarme muerta de miedo, jeje soy demasiado asustadiza para leer este tipo de historias.
ResponderEliminarBesos =)
Se hace lo que se puede ;-)
EliminarEspero que, si consigues leerlas, pases mucho miedito jejeje
Menuda selección tan buena. Me apunto los que no he leído con son sobre todo los de Lovecraft y Gautier jejeje
ResponderEliminarMil besos^^
Genial. Me alegra que te haya venido bien^^
EliminarEspero que los disfrutes muchísimo =)
Llego un poco tarde a este post, pero que haya tantas obras de Poe me reconforta.
ResponderEliminarSaludos.
Poe nunca puede faltar ;-)
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