¡Bueeeenas!
Volvemos otro jueves más con la iniciativa
“Autores encadenados” creada por el
blog Chronicle & Cover, quienes en su última entrada escogieron a Stephen King, por lo que hoy me toca recomendar un escritor que empiece por G.
La verdad es que ha sido más fácil de lo que me esperaba, puesto que Laura
Gallego es de sobra conocida por la blogosfera me he decantado por Goethe, autor
alemán del siglo XIX.
Johann Wolfgang von
Goethe
(Frankfurt, 1749-Weimar, id.,
1832) Nacido en el seno de una familia patricia burguesa, su padre se encargó
personalmente de su educación. En 1765 inició los estudios de Derecho en
Leipzig, aunque una enfermedad le obligó a regresar a Frankfurt. Una vez recuperado,
se trasladó a Estrasburgo para proseguir sus estudios. Fue éste un período
decisivo, ya que en él se produjo un cambio radical en su orientación poética. Frecuentó los círculos literarios y
artísticos del “Sturm und Drang”, germen del primer Romanticismo y conoció a
Herder, quien lo invitó a descubrir a Homero, Ossian, Shakespeare y la poesía
popular. Fruto de estas influencias,
abandonó definitivamente el estilo rococó de sus comienzos y escribió varias
obras que iniciaban una nueva poética, entre ellas Canciones de Sesenheim, poesías líricas de tono sencillo y
espontáneo, y Sobre la arquitectura
alemana (1773), himno en prosa dedicado al arquitecto de la catedral de
Estrasburgo, y que inaugura el culto al genio. En 1772 se trasladó a Wetzlar,
sede del Tribunal Imperial, donde conoció
a Charlotte Buff, prometida de su amigo Kestner, de la cual se prendó. Esta
pasión frustrada inspiró su primera novela, Las
desventuras del joven Werther, obra que causó furor en toda Europa y que
constituyó la novela paradigmática del nuevo movimiento que estaba naciendo en
Alemania, el Romanticismo. De vuelta en Frankfurt, escribió
algunos dramas teatrales menores e inició la composición de su obra más
ambiciosa, Fausto, en la que trabajaría hasta su muerte; en ella, la
recreación del mito literario del pacto del sabio con el diablo sirve a una
amplia alegoría de la humanidad, en la cual se refleja la transición del autor
desde el Romanticismo hasta el personal clasicismo de su última etapa. En
1774, aún en Frankfurt, anunció su compromiso matrimonial con Lili Schönemann,
aunque rompió el noviazgo dos años más tarde; tras aceptar el puesto de
consejero del duque Carlos Augusto, se trasladó a Weimar, donde estableció
definitivamente su residencia.
Museo Goethe situado en Düsseldorf, Alemania |
Empezó entonces una brillante
carrera política, al tiempo que se interesaba también por la investigación
científica. La actividad política y su amistad con una dama de la corte,
Charlotte von Stein, influyeron en una nueva evolución literaria que le llevó a
escribir obras más clásicas y serenas, abandonando los postulados
individualistas y románticos del “Sturm und Drang”. En esa época empezó a
escribir Los años de aprendizaje de
Wilhelm Meister (1795), novela de formación que influiría notablemente en
la literatura alemana posterior. En 1786 abandonó Weimar y la
corte para realizar su sueño de juventud, viajar a Italia, el país donde mejor
podía explorar su fascinación por el mundo clásico. De nuevo en Weimar, tras
pasar dos años en Roma, siguió al duque en las batallas prusianas contra
Francia, experiencia que recogió en Campaña
de Francia (1822). Poco después, en
1794, entabló una fecunda amistad con Schiller, con años de rica colaboración
entre ambos. Sus obligaciones con el duque cesaron, y se dedicó casi por
entero a la literatura y a la redacción de obras científicas. La muerte de Schiller, en 1805, y una grave enfermedad, hicieron de
Goethe un personaje cada vez más encerrado en sí mismo y atento únicamente a su
obra. En 1806 se casó con Christiane Vulpius, con la que ya había tenido
cinco hijos. En 1808 se publicó Fausto
y un año más tarde apareció Las
afinidades electivas, novela psicológica sobre la vida conyugal y que se
dice inspirada por su amor a Minna Herzlieb. Movido por sus recuerdos, inició
su obra más autobiográfica, Poesía y
verdad (1811-1831), a la que dedicó los últimos años de su vida, junto con
la segunda parte de Fausto.
(Fuente: Biografiasyvidas.com)
¿Qué leer?
Goethe me enamoró el día que
descubrí Las desventuras del joven Werther con diecisiete años, una muy
buena edad para leer una historia
epistolar tan intensa sobre amor no correspondido, ya sabéis, en plena edad
del pavo. Además, había pasado de leer MDI
y Crespúsculo a disfrutar de Madame Bovary y la poesía de Pedro Salinas, es decir, un cambio
radical en mi vida lectora, y, claro, Werther
no iba a ser menos. Este pobre enamorado me caló muy hondo, le sentí, empaticé
con él y sufrí a la vez que tenía ganas de gritarle “¡despierta, está casada, no es para ti!” En fin, una maravilla que
todavía me atrajo muchísimo más al enterarme de lo que había provocado en Alemania; por lo visto, en el momento de su
publicación (1774), una buena cifra de lectores hipersensibles se suicidaron a
raíz de esta novela. Vale, ya lo sé, soy una morbosa, pero me diréis que no
es una razón –un tanto cuestionable- para querer leerlo. En fin, es una historia que rezuma sentimientos y
con la que fácilmente podréis empatizar –digo yo que alguno habrá sentido
el rechazo en sus propias carnes, y si no es así, felicidades porque no es algo
agradable-, tierna, romántica hasta la médula y con un estilo embellecido por
un vocabulario elevado y sentimental -¡Eh! estaba locamente enamorado, lo raro
es que no se hubiera recreado en cada palabra de cada carta que enviaba a su
amigo-. Así que, por un lado, os recomiendo esta obra indiscutible del Romanticismo
alemán y, por otro, un poema titulado La novia de Corinto, aprovechando el
tema Halloween ya que está protagonizado
por un pobre muchacho ajeno al vampirismo de su amada. Os dejo el enlace aquí. También me gustaría recomendaros Fausto,
su gran obra la cual le llevó una vida, pero pretendo reseñarla próximamente en
el blog, así que, con hablaros de Las
desventuras del joven Werther y nombraros este poema, me doy con un canto
en los dientes ;-)
Philip Burne-Jones, El vampiro, 1897. |
¡Nos vemos el próximo jueves 12 de noviembre con una nueva entrada de
Autores encadenados!
No he leído nada de Goethe, aunque sí conozco Fausto gracias a las diversas adaptaciones que ha sufrido.
ResponderEliminarMe apunto Las desventuras del joven Werther, creo que me puede gustar mucho.
Espero que te guste muchísimo^^
EliminarNo he leído nada de Goethe, pero por supuesto lo tengo en pendientes.
ResponderEliminarUn beso ^^
Uy, pues ya sabes ;-)
EliminarTampoco he leído nada del autor. Debería ponerle remedio, lo sé.
ResponderEliminarBesotes!!!
Pues sí jejej
EliminarHola. una gran recomendación. Leí de Goethe hace años 'Las desventuras del joven Werther'. Seguimos en contacto
ResponderEliminar¡Gracias!
EliminarLas desventuras del joven Werther es toda una joyita^^
No he leído nada del autor, pero no me apetece demasiado...
ResponderEliminarBesos!
¡Oh! No me digas... jope XD
EliminarA ver qué tal la próxima entrada (todavía no sé a quién escoger).
Hola!!! todavia no he leido nada de este autor, pero por lo que cuentas merece la pena conocerlo, asi que me apunto Las desventuras del joven Werther y esperare a tu reseña de fausto.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Genial! Espero que disfrutes mucho con su lectura^^
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