¡Bueeeenas!
Todos aquellos que seguís las
aventuras de Harry Potter a través de mis entradas semanales, ya sabréis que el
pasado lunes no publiqué el comentario correspondiente: “El capítulo XVII El heredero de Slytherin”. Básicamente,
todavía no le he cogido el ritmo a esto de mantener un blog trabajando y
estudiando, aunque tengo esperanzas de adaptarme como la gran mayoría de los que
publicáis por aquí. No es que quiera excusarme (puede que un poquito, sí) pero
quería que supierais el porqué de que os fallara la última vez. El caso es que,
como no quiero arrastrar un capítulo y dejar de ir a la par con Los textos de Potter, me he decidido por hacer una
entrada con los dos últimos que nos quedan para terminar Harry Potter y la cámara secreta: “XVII El heredero de Slytherin” y “XVIII La recompensa de Dobby”.
Harry se encuentra cara a cara
con el auténtico mal de la Cámara de los Secretos, y no es el basilisco sino la
persona que lo controla, Tom Ryddle, el recuerdo latente del diario. Durante
este enfrentamiento, Potter descubrirá quién se esconde tras este nombre,
además de conseguir derrotar a la monstruosa serpiente con ayuda de Fawkes, el
ave fénix de Dumbledore, y el Sombrero Seleccionador. Pero no solo eso, también nos enteraremos del gran misterio que nos ha
mantenido despiertos durante todo el curso: ¡Percy tiene novia!
Capítulo XVII El heredero de Slytherin
Harry, nuestro valeroso
protagonista, se guía a través de la oscuridad hasta llegar al epicentro del
mal de la Cámara, y es allí donde encuentra el pálido cuerpo de Ginny que, por
suerte, aún sigue caliente. Además, tiene un encontronazo de primera con quien
él se pensaba que era un “buen tío”, Tom
Ryddle, el verdadero poseedor del diario…
¡Es Lord Voldemort! Harry, decepcionado y angustiado por todo el
percal, se entera de que ese ser que tiene delante es un recuerdo mágico
conservado gracias al diario y, sí, también es la figura de un joven Voldemort,
cuando ya estaba haciendo sus malignos pinitos mágicos. El muchacho, muy
entregado a la causa de Salazar Slytherin, se dedicó a abrir la Cámara de los Secretos
hace cincuenta años, matar a Myrtle La llorona y echarle la culpa a Hagrid; me
diréis que no impresiona para un crío de dieciséis años, ¿eh? Cuánta mala leche…
Resulta que todo ha sido un
enrevesado plan en el que Potter debía acabar allí abajo para así explicarle a
Ryddle cómo es posible que un bebé pudiera sobrevivir al ataque directo de su “yo
futuro”, es decir, Lord Voldemort. ¡Ay,
es que el pobre no está enterado del poder del amor!
Total, Harry le derrota gracias a
unas lágrimas de ave fénix muy mal puestas. Me explico. El súper poderoso e inteligentísimo Ryddle no se pispa de que las
lágrimas del fénix son curativas hasta que han hecho mella en Harry, ¿en serio?
Aquí te me columpias, Rowling. Pero, bueno, lo importante es que derrota tanto
al diario como al basilisco, los buenos se libran de broncas y todos salen de
allí arrastrados por la fuerza todopoderosa de Fawkes, el fénix de Dumbledore.
Capítulo XVIII La recompensa de Dobby
Después de la gran batalla final
de la que prefiero destacar los misterios desvelados porque lo que es la
emoción de la lucha, me hace aguas. Nos vamos directos al despacho junto con
Ron, Harry, Lockhart “el desmemorizado” y Ginny “la cobaya humana”, hasta
encontrarnos con el matrimonio Weasley, McGonagall y Albus (¡Sí, ha vuelto, ya
podemos hacer una fiesta!). Allí se
terminarán de mostrar las últimas explicaciones necesarias para finalizar la
aventura a gustito:
-Tom Ryddle fue un alumno destacado que eligió el camino del mal,
haciéndose un nombre entre los desperdicios mágicos.
-Harry está conectado de alguna manera a Voldemort debido al primer
ataque que, sin quererlo, le dejó secuelas tales como hablar pársel (mientras
sean así de molonas, no está mal).
-Potter se queda más tranquilo a raíz de la charla con Albus: “Son nuestras elecciones, Harry, las que muestran
lo que somos, mucho más que nuestras habilidades.”
-Ginny está coladita por Harry, por si algún despistaíllo no lo
había pillado todavía.
-Lucius Malfoy, el padre de Draco, es el culpable de la apertura de la
Cámara, puesto que él es quien esconde el diario en la bolsa de libros de
Ginny a sabiendas de lo que podría ocurrir y utilizándola como cebo. Todo un
héroe nuestro Lucius… ¡Vaya tela!
-¡Percy tiene novia! Aunque esta información no se desvela hasta
que van de camino a casa en el Expreso de Hogwarts.
De todas maneras, uno de los mejores momentos del último
capítulo es la liberación de Dobby. Gracias a la astucia de Potter, el elfo
doméstico que nos tiene conquistaditos consigue romper el yugo “Malfoy” ¡menos mal! Aunque, he
de admitir que no me acaba de cuajar esa forma de liberarlo, es decir, al
principio te dicen que el amo debe regalarle una prenda, pero aquí lo que
sucede es que Malfoy tira un calcetín sudado al suelo y Dobby lo recoge, sin
más. Me deja un poco fría, no sé, me hubiera gustado que se lo hubiera currado
un poquito más.
¿Qué pensáis vosotros sobre Dobby, el liante de Malfoy y el momento
olvidadizo de Ryddle? ¿Estáis a favor o en contra? Contadme.
Espero que os haya
gustado =)
¡Leed mucho!^^
Tú tranquila, que por aquí seguimos! :-)
ResponderEliminarEntonces ahora a por el tercero, uno de mis libros preferidos de la serie!
Besos!
Me alegra verte por aquí =)
EliminarPor cierto, también es uno de mis favoritos, aunque he de admitir que solo he leído los cuatro primeros XD
Bien, al final lo has conseguido :D No te preocupes, estos dos capítulos quedan bien juntos para rematar el libro. Ahora viene la película, y luego El prisionero de Azkaban, ¡qué ganitas!
ResponderEliminarPues sí, preferí unirlos para que quedara más mono XD
EliminarSeguramente vea la peli esta noche para ponerme con la entrada mañana, ¡ay, hace mil que no la veo! A ver qué tal^^